Un mes en la carretera, 9570 km, 10 cruces de fronteras en 6 repúblicas en lo que una vez fue un país. Fronteras de verdad, no como los carteles en la carretera a los que nos hemos acostumbrado al viajar en coche por la Unión Europea.
La mitad del tiempo lo pasamos junto a amigos locales, así que no solo fuimos, sino que lo vivimos. Como dice una canción de cuando murió Tito, viajamos “desde el Vardar hasta el Triglav, desde Ðerdap al Adriático”.
Fue un viaje inolvidable, sin un gran presupuesto, sin vuelos, sin salir de Europa. Han pasado ya unos cuantos años, pero sigue mereciendo la pena contarlo y recordarlo.
Este artículo no va a ser una guía turística de 6 países, pues sería demasiado tediosa. Se trata de compartir una experiencia con vosotros, que esperamos os inspire. Más tarde, publicaremos guías más detalladas. Hemos ido a la mayoría de estos sitios antes y/o después de este viaje, pero debo decir que fue la vez que mejor me lo pasé.
¡A conducir!
Si vas a seguir nuestros pasos, recuerda que Bosnia, Serbia, Montenegro y Macedonia del Norte aún no forman parte de la Unión Europea, tu asistencia médica no estará cubierta por la Tarjeta Sanitaria Europea. Por ello, es muy recomendable contratar un seguro de viaje.
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¿Por qué viajar a Yugoslavia?
Los Balcanes Occidentales son una región fascinante. Se encuentra en el corazón de Europa, donde dos imperios y visiones del mundo chocaron durante toda la Edad Moderna: Austria-Hungría (y la República de Venecia) por una parte, y el Imperio Otomano.
A lo largo de este viaje, verás un mestizaje cultural, una mezcla del Mediterráneo Occidental y Oriental y Europa Central. Visitarás increíbles ciudades históricas, bellos paisajes de costa y de montaña y conocerás a la gente más apasionada y hospitalaria de Europa.
Personalmente, siempre me había interesado la Antigua Yugoslavia. Quizás por la impresión que nos dejaron las guerras de los 90 o por los grandes jugadores de fútbol y baloncesto que llegaron de allí. Me encantó Croacia la primera vez que la visité, en 2004, antes de que se convirtiera en un destino de preferencia para cruceristas y perdiera tanto en el proceso.
El año anterior hice un intercambio en Belgrado y me lo pasé como nunca. Pude viajar un poco por Serbia e ir hasta Bosnia en auto-stop para un par de días, pero no era suficiente.
Quería viajar por toda Yugoslavia, pero eran demasiados kilómetros para ir solo, así que tuve que convencer a alguien: lo conseguí con un amigo de la universidad para compartir la conducción y una prima que no conducía pero compartía gastos.
¿Cómo viajamos por la antigua Yugoslavia?
Y así nos fuimos en un Volvo 940 que pertenecía a mis padres. Duro, grande y cómodo para viajes largos.
Pasé meses preparando el viaje y prioricé ir a sitios donde no había estado antes, además de visitar a mis amigos autóctonos. Así que lo primero que hice fue hablar con ellos: me dijeron sitios para visitar y sobre todo, nos ofrecieron alojamiento o ayuda para encontrarlo.
Mi GPS no tenía mapa de los Balcanes Occidentales, así que nos compramos un mapa de carreteras en papel, a la antigua.
Permiso de conducir internacional y seguro de coche
Nos sacamos el permiso internacional de conducción, por si acaso.
Lo que sí es muy importante para conducir con tu coche fuera de la UE es el seguro internacional (carta verde) – esto lo miran siempre en la frontera.
De hecho, esta es la razón por la cual no pudimos visitar Kosovo. Como España no lo reconoce como Estado independiente, el seguro del coche no te cubre allí.
¿Es seguro viajar a los Balcanes Occidentales?
Viajar en los Balcanes Occidentales es muy seguro: tanto en la antigua Yugoslavia, como en Albania.
A la vuelta, mucha gente me preguntaba, “pero, ¿es seguro ir allí?”. Siempre contestaba “los sitios más inseguros en los que hemos estado fueron Niza y Béziers”, donde pernoctamos a la ida y a la vuelta.
En serio, todos los países de los Balcanes Occidentales (incluyendo Albania) son muy seguros.
Películas para el viaje
Yugoslavia desarrolló una tradición de buen cine, que ha continuado después de su disolución, y se está poniendo de moda.
Su director más famoso es Emir Kusturica, cuya obra maestra Underground es una loca alegoría de la historia de Yugoslavia desde la II Guerra Mundial hasta la Guerra de Bosnia. Hay que verla, pero Kusturica tiene mucho más, como Tiempo de los gitanos.
Goran Paskaljević no es tan famoso, pero también muy bueno. Su mejor película es El engañoso verano del 68, y Honeymoons es también muy interesante.
Before the Rain (Pred Dozdot) de Milcho Manchevski es una de las mejores películas del cine europeo y trata las tensiones entre macedonios y albaneses con un halo de esperanza.
El círculo perfecto de Ademir Kenović es una gran película sobre el sitio de Sarajevo, pero muy dura.
Libros para el viaje
Ivo Andrić es el Premio Nobel de literatura que escribía en serbo-croata. Sus mejores obras son novelas históricas ambientadas en su Bosnia natal: Un puente sobre el Drina y Crónica de Travnik.
Si quieres saber sobre las guerras de los años 90, The Death of Yugoslavia de la BBC es la referencia más completa y objetiva. También está disponible como documental en YouTube. Yo me lo compré en una librería de Sarajevo y me lo empecé a leer allí mismo.
Cómo llegamos
Salimos de Madrid un lunes, a principios de julio. El primer día cubrimos más de 1200 km para pernoctar en Niza. Con otros 800 km de carretera más al día siguiente llegamos a Trieste, a pocos kilometros de la frontera eslovena.
1ª etapa: Eslovenia
Comenzamos nuestro viaje en Eslovenia, un país que nunca había visitado. Nos alojamos en una residencia de estudiantes en Ljubljana que funciona como hostal en verano.
Nos quedamos 4 noches para explorar el país entero. Es pequeño y puedes ir a muchos sitios con buenas autovías modernas. Aquí no conocíamos a nadie, así que éramos solo unos turistas más.
Eslovenia en realidad no es parte de la Península Balcánica, y además su naturaleza y arquitectura es profundamente centroeuropea. Se puede decir que Eslovenia es todavía Europa mainstream. Un país precioso, igualmente, que disfrutarás tanto si te gustan los paisajes y lagos alpinos, como las ciudades y arquitectura históricas.
Cuevas de Skočjan y Castillo de Predjama
En nuestro primer día en la antigua Yugoslavia, visitamos las Cuevas de Skočjan y el Castillo de Predjama, ambos sitios Patrimonio Mundial de UNESCO, que se encuentran entre Trieste y Ljubljana.
Ljubljana
Al día siguiente visitamos Ljubljana, la ciudad del dragón.
La capital eslovena es la ciudad más limpia y cuidada que he visitado nunca, de verdad. Y los barrenderos llevaban unos uniformes que parecían de camareros de restaurante fino.
Su arquitectura barroca recuerda al instante a Viena y Praga. El puente triple que lleva a la plaza principal es un momumento único, y un lugar muy animado.
Después de explorar las calles y los bellos edificios de la zona baja de la ciudad, subimos al castillo, desde donde puedes disfrutar de unas vistas espectaculares de la ciudad.
Mientras recorríamos Eslovenia, pasamos las tardes y noches en Ljublana. Es genial pasear por las calles empedradas de su centro histórico, pero hay que decir que la vida nocturna nos pareció muy decepcionante.
Fuimos a Metelkova, una calle muy famosa por su escena alternativa, con increíbles murales de graffiti, y estaba literalmente vacía. Un viernes.
Es cierto que era julio y Eslovenia no era tan turística entonces, así que muchos estudiantes estarían fueran de la ciudad, pero aun así, nos sorprendió tan poco ambiente.
De todas formas, nos echamos unas risas con un par de personajes que nos encontramos y nos tomamos unas cervezas en un bar muy chulo con bicicletas colgando del techo. Un local muy curioso, pero habría sido más divertido con más de 10 personas dentro.
Bled y Bohinj: lagos alpinos
El tercer día fuimos a Bled, uno de los lugares más icónicos de Eslovenia. Es un lugar hermoso y romántico, con un castillo en lo alto de una roca que domina un lago de agua prístina.
Luego, fuimos hasta Bohinj, otro lago menos concurrido, para bañarnos allí.
Kamnik y Novo mesto
El 4º día fuimos a Kamnik, una bonita ciudad 25 km al Norte de Ljubljana, y despuésa Novo mesto. Hay que reconocer que fue el día menos espectacular en Eslovenia, y en particular podríamos habernos ahorrado ir a Novo mesto, ya que no tiene mucho más que ver que esta bonita foto.
Era momento de marcharse de Eslovenia y cruzar nuestra primera frontera de verdad que, no hace tanto, era una frontera interna.
Ptuj y Maribor
Pero de camino a Croacia, nos quedaban dos lugares que hay que visitar en Eslovenia: Ptuj y su castillo, y Maribor, la segunda ciudad del país.
En la plaza principal de Maribor (Glavni trg), delante del Ayuntamiento, se encuentra la columna de la peste barroca, una de las más bellas de Europa.
Se erigió en 1681 para agradecer a la Virgen María y a otros santos el fin de la epidemia de peste bubónica conocida como la Gran Peste de Viena que había llegado a Maribor el año anterior, matando a un tercio de su población.
Después de comer en Maribor, cogimos el Volvo y nos fuimos rumbo a Zagreb.
En Eslovenia, comenzamos una tradición del viaje: en cada una de las repúblicas compramos CDs con música de ese país. Y siempre poníamos música tradicional al cruzar la frontera.
2ª etapa: Croacia (I). Zagreb y Eslavonia
Zagreb
Como había visitado Zagreb recientemente, no quise quedarme mucho tiempo. Así que solo nos quedamos una noche.
Nos olvidamos de ir a la hermosa ciudad barroca de Varaždin al Norte y visitamos los lugares más importantes de la ciudad alta (gornji grad) de Zagreb, como la icónica Iglesia de San Marcos, y después nos dimos una vuelta por su ciudad baja (donji grad).
Zagreb se merece al menos un par de días, es una ciudad muy bonita (de hecho, mi primera vez allí, nos quedamos 4 días). Ya hablaremos más de ella.
Luego tomamos la autopista de la Hermandad y Unión (Brastvo i Jedinstvo) dirección Belgrado.
Este era el lema oficial de la República Socialista Federal de Yugoslavia y cubre la ruta Ljubljana-Zagreb-Belgrado-Skopje, uniendo 4 de las 6 repúblicas del país.
Su nombre es algo irónico si uno piensa lo que pasó allí no mucho después de su inauguración…
Vukovar: Viaje a la Guerra de Croacia
De todas formas, no fuimos directamente a Belgrado, porque había un sitio más o menos de camino que hay que visitar para ver los estragos de la Guerra de Croacia: Vukovar.
Vukovar es una ciudad que se encuentra en la confluencia entre los ríos Vuka y Daunubio, que era conocida como una “Perla del Barroco”, por sus elegantes palacios del s. XVIII.
El Danubio traza la frontera entre Croacia y Serbia y la ciudad tiene una importante minoría serbia.
Pero las cosas cambiaron dramáticamente en Yugoslavia desde finales de la década de 1980. En marzo y abril de 1991 las tensiones inter-étnicas escalaron muy rápidamente. El parlamento croata disolvió oficialmente su asociación con Yugoslavia el 25 de junio de 1991.
Hacia finales de julio, Vukovar estaba rodeada de milicias serbias y del Ejército yugoslavo, que trataban de capturar la ciudad. Se suele decir que los serbios locales, que habían vivido allí desde hacía generaciones, estaban en general en contra del ataque, mientras que los recién llegados lo apoyaban en mayor medida.
El sitio duró 87 días y las milicias serbias consiguieron ocupar la ciudad hasta 1995, incorporándola en la república de los serbios de Croacia (Republika Srpska Krajina), que quería separarse a su vez de la Croacia independiente.
Fue una victoria pírrica, como la mayoría en estas guerras. La destrucción de la ciudad fue tal que se llegó a comparar Vukovar con Stalingrado.
Vukovar nunca recibió la atención mediática que sí tuvo Dubrovnik, aunque la batalla aquí tuvo peores consecuencias y fue más importante para la guerra, ya que no era un destino turístico famoso. Tampoco recibió fondos de la UNESCO para su reconstrucción y por eso sus elegantes edificios barrocos aún lucen las cicatrices de la guerra.
Después de visitar esta perla del Barroco convertida en escenario de guerra, nos pusimos ya rumbo a Belgrado. Pero antes había que llegar a la frontera con Serbia por un solitaria carretera secundaria que bordeaba el Danubio.
Llegamos a la frontera cuando se estaba poniendo el Sol y los policías de ambos lados se sorprendieron al ver a unos chicos jóvenes en un viejo Volvo con matrícula española.
Fue la única vez en nuestro viaje que nos pidieron que abriéramos el maletero. Todo en orden, por supuesto. Al final, el oficial serbio nos preguntó dónde íbamos y si sabíamos llegar a Belgrado.
3ª etapa: Serbia (I)
Belgrado
Esa noche llegamos a Belgrado. Conozco bien la ciudad después de haber vivido allí más de un mes. Unos amigos nos consiguieron alojamiento muy barato en la residencia de estudiantes donde estuve en mi intercambio.
Nos quedamos una semana en Belgrado, para visitar la ciudad y utilizarla como base para ir a Vojvodina y Serbia central, pero también para disfrutar la animada vida nocturna de la ciudad y ver a mis amigos allí. Belgrado es una ciudad muy divertida, y sigue siendo un lugar auténtico aunque ha aumentado mucho el turismo en los últimos 10 años.
Visitamos los principales puntos de interés de Belgrado: la fortaleza Kalemegdan, su calle peatonal principal Kneza Mihailova, de arquitectura “austro-húngara” y sus alrededores, el antiguo barrio de Zemun… y por su puesto, la Casa de las Flores, que es el Mausoleo de Tito y el Museo de Historia de Yugoslavia.
Kalemegdan es la fortaleza de Belgrado, que es ahora un parque público. En su interior hay varios monumentos y el zoo de la ciudad. Se encuentra en una localización impresionante, sobre la confluencia del Danubio y el Sava, es tan ancha que hay una gran isla en el medio.
Una noche fuimos a un clásico de Belgrade: la kafana (taberna) Korčagin, con mi amigo Ivan y sus amigos. Pasamos una agradable noche hablando sobre la vida y sobre política con gente con diferentes visiones sobre el legado de Yugoslavia.
La decoración del local es pura nostalgia yugoslava: además del mapa tridimensional de la foto, hay cascos y gorras del ejércido yugoslavo que te puedes poner. Hay música urbana tradicional en directo, starogradske pesme (literalmente “canciones de la ciudad vieja”).
Puedes escuchar starogradske pesme en muchas tabernas de Belgrado, aunque el lugar más famoso es Skadarlija, la calle bohemia de Belgrado. Esta zona se ha vuelto demasiado turística, pero sigue siendo un lugar que hay que visitar en Belgrado.
Pero nuestra mejor cena con música en directo fue en Zlatar, una recomendación de uno de mis mejores amigos allí que sabe de comida. Muy buena parrillada de carne, buen vino y gran música en un ambiente más íntimo y autóctono.
Publicaremos una guía de Belgrado si quieres saber más sobre una ciudad que he visitado siete veces, también junto con Anida.
Otra experiencia autóctona fue ir a ver un partido del Partizan. Previa de Champions League, lo que hay en julio, pero fue divertido igualmente.
Vojvodina, lo que los otomanos nunca conquistaron
El día 8 hicimos un recorrido por Vojvodina.Esta es una región autónoma de Serbia que comienza justo al Norte de Belgrado, al otro lado del Danubio. Nunca fue parte del Imperio Otomano, por lo que su arquitectura es también muy centroeuropea, como se ve claramente en su capital, Novi Sad.
En Vojvodina viven además minorías importantes de croatas, húngaros y eslovacos, que, incluso durante la guerra, no han tenido gran problemas con la mayoría serbia.
Comenzamos nuestra pequeña ruta en Novi Sad, capital de Vojvodina,y considerada una de las ciudades más bellas de Serbia. Su arquitectura recuerda directamente a Austria, como se puede ver en su plaza principal, donde se encuentran el Ayuntamiento y la Catedral.
Pero probablemente lo más espectacular de Novi Sad sea la fortaleza de Petrovaradin, al otro lado del Danubio. Construida en 1692, esta era la fortificación más importante de Austria-Hungría en los Balcanes.
Después, fuimos a Zrenjanin, una pequeña ciudad con una arquitectura centroeuropea similar a Novi Sad, pero no tan interesante.
Por último, paramos en Kovačica,una pequeña ciudad famosa por sus artistas locales de estilo naíf, que no siguen ninguna escuela, sino solo su propia inspiración.
También es conocida por tener numerosas minorías, y de hecho hay más eslovacos que serbios. Los carteles están en los idiomas de sus cuatro grupos más numersoso: eslovaco, serbio, húngaro y rumano.
Smederevo
El Día 10 fue el día de Smederevo. Esta es una pequeña ciudad a unos 55 km de Belgrado, siguiendo el Danubio aguas abajo. Allí se encuentra la siguiente fortaleza del sistema defensivo del Danubio, aproxidamente a medio camino entre la de Belgrado y las más espectaculares de Serbia, en el condado de Braničevo (como Golubac), que visité en otro viaje.
El Danubio es muy ancho en esta zona (para lo que estamos acostumbrados en Europa), y por ello ha sido una frontera natural desde la Antigüedad. Todos estos castillos han sido enclaves estratégicos durante siglos, defendiendo a diversos imperios frente a otros.
Niš
Llegó el momento de marcharnos de Serbia… pero no por mucho tiempo. De todas formas, antes de cruzar la frontera con Macedonia del Norte, nos quedamos una noche en Niš, la ciudad más importante del Sur de Serbia, donde nación el Emperador romano Constantino. No hay ninguna ciudad en el país como la cosmopolita Belgrado, pero tiene otros encantos (y además comer y beber es mucho más barato).
Niš es la ciudad más otomana en lo que llevamos de viaje. Lo primero que hicimos fue ir a su fortaleza, que tiene muralla bien conservada y una mezquita otomana dentro. Además, tiene el típico barrio de estilo centroeuropeo del s. XIX tan típico en los Balcanes Occidentales.
A la mañana siguiente visitamos el Campo de Concentración “Cruz Roja”, de la Segunda Guerra Mundial, el más grande de Serbia. Se encuentra a las afueras de la ciudad.
Hay que recordar que durante la guerra, Croacia era un Estado títere de la Alemania nazi bajo Ante Pavelić y las fuerzas del Eje ocuparon todos los Balcanes Occidentales. Distintos grupos, como los chetniks nacionalistas serbios y los partisanos comunistas lucharon contra los Nazis. Los partisanos, liderados Tito, ganaron la lucha y crearon la Yugoslavia Socialista.
La lástima fue que nos tuvimos que ir de Niš sin visitar su más famoso y macabro monumento: la Torre de los Cráneos (Ćele Kula). Era lunes, justo el día de cierre a las visitas. La torre fue construida por los otomanos en 1809 con los cráneos de los serbios que habían osado rebelarse contra la Puerta Sublime.
4ª etapa: Macedonia del Norte
13 días después de haber llegado a Eslovenia, entramos en la cuarta república ex-yugoslava del viaje: Macedonia, desde el 2018, del Norte.
Este fue el único territorio que se separó de Yugoslavia de forma totalmente pacífica, pero ha tenido otros problemas desde entonces.
En primer lugar, las tensiones entre la población mayoritaria macedonia y la minoría albanesa (algo más de un cuarto de la población) se hicieron más evidentes, hasta llegar a una crisis en 2001 en la que se estuvo cerca de una guerra. Afortunadamente, las relaciones inter-étnicas han mejorado mucho en los últimos años, dando un buen ejemplo a los Balcanes.
Por si fuera poco, el conflicto del nombre “Macedonia” con Grecia, probablemente uno de los problemas internacionales más estúpidos de Europa.
Así se llamaba esta república desde su creación en 1945 dentro de la Yugoslavia federal. El problema con este nombre es que Macedonia es una región del Norte de Grecia y su nombre remite al antiguo reino de Macedonia, más conocido por su gran conquistador Alejandro Magno.
Por ello, Grecia se ha opuesto a la utilización de este nombre desde la independencia de la República de Macedonia. Comprenderás rápidamente que la reivindicación del legado de Alejandro tiene un papel importante en este conflicto cuando veas los nuevos edificios y monumentos construidos en el centro de Skopje.
Finalmente, los gobiernos de Macedonia y Grecia llegaron a un acuerdo en 2018, según el cual el país pasaría a denominarse República de Macedonia del Norte y, a cambio, Grecia reconocería este nombre y dejaría de bloquear su pertenencia a organizaciones internacionales.
¡Ahora volvamos a la carretera!
Cuando cruzas la frontera entre Serbia y Macedonia del Norte, te das cuenta de que la infraestructura es algo peor (aunque no está mal, pero se nota más que en otras fronteras donde hay incluso una mayor diferencia de riqueza).
Skopje
Nuestra primera noche en esta república fue en Skopje. Contacté a mi amigo macedonio Jane y me dijo que no estaba en la ciudad, sino de vacaciones en en Lago de Ohrid con su novia, y nos invitó a compartir la casa en la que se alojaban.
En cuanto a Skopje, nos puso en contacto con su prima, que nos enseñó la ciudad y nos sacó de fiesta. Era lunes, ¡y fue una de las noches más animadas de nuestro viaje!
Aprendimos que en Skopje puedes salir un lunes hasta las 4 de la mañana: cena, cervezas o rakija en una terraza frente al castillo y para terminar un bar de rock al aire libre.
Visitamos el viejo bazar (Stara Čaršija), que mantiene su sabor otomano. Fuimos al antiguo castillo y caminamos por su muralla.
Vimos cómo se construían los edificios neo-clásicos de la ribera del Vardar al lado del antiguo puente de piedra. En nuestra próxima visita lo vimos totalmente terminado y reluciente… aunque un poco kitsch.
Ohrid: la ciudad de las 365 iglesias frente al lago
Al día siguiente condujimos hacia el Sur hasta Ohrid, donde nos quedamos con mis amigos en una bonita casa con jardín frente al lago de Ohrid en un pueblo llamado Peshtani. Nos quedamos allí 2 noches.
En nuestra primera noche, cenamos allí con unos buenos ibéricos y vino que habíamos llevado en el coche desde Madrid y luego nos fuimos a un bar de jazz en la ciudad de Ohrid.
El Lago de Ohrid está en la frontera entre Macedonia del Norte y Albania y es un destino de vacaciones muy popular tanto para macedonios como albaneses. Lo curioso es que cada uno de los grupos nacionales va a unos sitios diferentes. Los albaneses van más a Pogradec en Albania o a Struga en Macedonia del Norte.
Es curioso ver cómo cambian las matrículas de los coches y las banderas cuando vas por la carretera.
La ciudad de Ohrid es sin ninguna duda el joya cultural del lago. Se dice que la ciudad tiene 365 iglesias y, aunque no las hemos contado, lo cierto es que conserva un conjunto histórico bizantino y otomano muy armonioso, con multitud de iglesias ortodoxas y un baptisterio paleocristiano con un mosaico muy notable.
A nuestro anfitrión le apasiona la historia y su país en particular y conoce muy bien Ohrid, así que fue un guía perfecto para nosotros en la ciudad. Después de comer, visitamos el fabuloso Monasterio de San Naum, que se yergue en lo alto de una colina sobre el río.
Nos faltó ir a Bitola, conocida como capital cultural de Macedonia del Norte… pero ya habíamos decidido limitar el viaje a un mes, así que no teníamos más tiempo.
Esta vez también fue gracioso cruzar la frontera: el policía macedonio no entendía que hacían esos españoles por allí y nos pregunto: “¿estáis volviendo de Grecia?”.
5ª etapa: Serbia Occidental - Kraljevo y el Monasterio de Studenica
Así llegamos a Kraljevo, de vuelta a Serbia. Nos quedamos allí 2 noches, de nuevo con anfitriones locales. Tamara es una de mis mejores amigas de la antigua Yugoslavia y nos invitó a quedarnos en casa de sus padres. Fueron tan hospitalarios que casi nos daba vergüenza.
Kraljevo es una ciudad agradable pero no tiene mucho que ver. Sus alrededores, sin embargo, se encuentran entre los lugares más destacados de Serbia.
Hablamos de los monasterios ortodoxos medievales: Studenica, el más importante (con unos frescos muy notables) y Gradac. Visitamos ambos a la mañana siguiente. La ruta en carretera por una bonita zona montañosa ya merece la pena en sí misma.
Al día siguiente, después de dar una vuelta por Kraljevo partimos para nuestra quinta república: Bosnia y Hercegovina, con la misma anfitriona.
Desde luego, hay mucho más que ver en Serbia, y conocemos otros lugares que no visitamos en esta ocasión. Publicaremos una guía de Serbia con más destinos y más detallada.
Mi amiga en realidad nació en Sarajevo, un año antes del inicio de la guerra. La familia se marchó pero sigue teniendo un piso en Sarajevo y nos invitó a quedarnos allí y nos acompañó a explorar Bosnia.
6ª etapa: Bosnia y Hercegovina
Bosnia es un país muy interesante, el cruce de caminos dentro de la mezcla balcánica y tiene el patrimonio otomano mejor conservado de la antigua Yugoslavia.
Bosnia era y es una Yugoslavia en miniatura. Sigue habiendo mucha población de cada uno de los tres grupos “étnicos” principales (bosniacos, serbios y croatas), pero ya no viven juntos.
En 1991, Bosnia estaba muy mezclada. A mucha gente no le importaba tanto la identidad o la religión de sus vecinos. Muchos en Sarajevo incluso pensaban que allí no habría una guerra como en Croacia.
Pero pronto la política identitaria se convirtió en una guerra total de todos contra todos, con limpieza étnica generalizada.
Conducir en Bosnia es una gran experiencia, el paisaje es muy verde y montañoso. Eso quiere decir que las carreteras no son tan buenas como en el resto de la región, no es fácil construir autopistas en este terreno.
Cuando viajes por Bosnia, verás algunas zonas donde todo está escrito en cirílico: estarás en Republika Srprska, la entidad autónoma de los serbios de Bosnia. En otros lugares, empezarás a ver banderas de Croacia en la carretera: signo de estar en un zona de mayoría croata.
Puedes saber fácilmente en qué lado estás por la cerveza: los bosniacos venden Sarajevsko, los croatas Karlovačko de Croacia y los serbios, Jelen de Serbia. Esto es especialmente útil en ciudades mezcladas, como Mostar, para no decir cosas poco apropiadas.
Višegrad
De camino a Sarajevo paramos en Višegrad, donde se encuentra el puente sobre el Drina de la famosa novela de Ivo Andrić: el puente de Mehmed Paša Sokolović.
Como era habitual entonces en los Balcanes otomanos, Mehmed Paša Sokolović fue capturado de niño por el ejército y educado en Estambul para servir a la Sublime Puerta.
Mehmed Pasha fue escalando en la Administración otomana hasta convertirse en Gran Visir (como un primer ministro), pero nunca se olvidó del sitio donde nació. Como Višegrad no tenía puente, y había que cruzar el Drina en barca, decidió construir este puente monumental, que se inauguró en 1577.
Nos cayó un diluvio así que solo pudimos bajarnos a ver el puente y meternos otra vez en el coche.
Sarajevo
Sarajevo es conocida como una “Jerusalén de Occidente”: en un kilómetro encontrarás varias mezquitas, la Catedral Ortodoxa, la Catedral Católica y una sinagoga. Ahora quedan muy pocos, pero en Bosnia había una importante comunidad judía sefardí.
La ciudad se hizo hueco en los grandes hitos de la historia mundial cuando Gavrilo Princip asesinó al Príncipe Francisco Fernando de Austria, cuando cruzaba el río Miljacka por el Puente Latino, acontecimiento que se interpreta como el detonante de la Primera Guerra Mundial. Hay una placa conmemorativa y un museo dedicado a este hecho allí mismo.
En los años 80, Sarajevo era una de las ciudades más guays de Yugoslavia, con una animada escena cultural. Además, organizó los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984.
Solo 8 años después, comenzó la guerra. Y Sarajevo fue la ciudad que más la sufrió.
Las colinas que rodean la ciudad ya no eran olímpicas, sino una plataforma perfecta para los bombardeos serbo-bosnios.
Sarajevo sufrió el sitio más largo de la guerra moderna: 3 años y 10 meses.
Sarajevo se extienden entre colinas a lo largo del río Miljacka.
A pesar de todas estas vicisitudes, la ciudad es hermosa y tiene un verdadero sabor balcánico.
La zona más antigua de la ciudad es Baščaršija (Viejo Bazar). La fuente de madera de su plaza principal, sus elegantes mezquitas y las calles empedradas repletas de puestos te transportarán a la época otomana.
Justo al Oeste se encuentra el ensanche austriaco del s. XIX. En esta zona, construida según un plano racionalista, se encuentran las dos catedrales cristianas.
Cabe recordar que desde 1878, Bosnia siguió siendo de iure parte del Imperio Otomano pero pasó a estar bajo administración de Austria-Hungría.
El Ayuntamiento (Vijećnica), construido hacia el fin del s. XIX, es el edificio más representativo del periodo austriaco en Sarajevo.
Sufrió importantes daños por los bombardeos durante la guerra y muchos de sus libros, incluyendo manuscritos e incunables, se perdieron.
Durante este viaje todavía se estaba restaurando, pero ya ha sido devuelto a su esplendor original.
Una noche en Sarajevo, tomamos unas cervezas con un grupo de amigos autóctonos. Fue una experiencia genial porque había bosniacos, croatas y serbios de Sarajevo, todos amigos de la niñez, pasándolo bien juntos, y con sus visitantes españoles.
Travnik
Desde nuestra base en Sarajevo visitamos Travnik, la ciudad donde nació Ivo Andrić. En esta agradable ciudad, con un bonito castillo, ambientó su novela Crónica de Travnik, sobre los cónsules francés y austriaco en la ciudad al inicio del s. XIX.
De vuelta, paramos en las supuestas pirámides de Visoko. No es más que unas colinas, pero es un paseo agradable y la vista del paisaje es muy bonita. Nos guio un tipo que verdaderamente creía que bajo la hierba había unas pirámides construidas por alguna extraña civilización… ¿o quizás alienígenas?
Mostar
Por último, fuimos a Mostar. Esta increíble ciudad vivió cruentas batallas durante la Guerra de Bosnia. Los croatas y bosniacos primero se aliaron para expulsar a la minoría serbia y luego se mataron por el control de la ciudad. Cada uno de los grupos controló un lado del río y por ello los croatas volaron todos los puentes que cruzan el río Neretva.
El casco antiguo ha sido totalmente reconstruido, incluyendo el icónico Stari Most (Puente Viejo), construido por los otomanos en el s. XVI y las mezquitas de alrededor, gracias a fondos de UNESCO.
Mostar fue fundada por los otomanos y se desarrolló muy rápidamente en dos zonas diferenciadas: una zona comercial (un típico bazar turco) y una residencial.
Ahora las dos comunidades solo colaboran para ganar dinero gracias a los cada vez más numerosos turistas que inundan la ciudad vieja.
Por lo demás, se dan la espalda. No solo viven en zonas diferentes de la ciudad, cada una con su propio servicio de ambulancia, sino que ni siquiera se ponen de acuerdo para celebrar unas elecciones municipales y siguen bajo administración provisional. Puedes ver Cirkus Columbia para tratar de comprender cómo acabaron así.
Como hemos dicho, la ciudad antigua es una monada, pero unos minutos más allá verás todavía numerosos daños de la guerra.
Trebinje
Después de 5 días en Bosnia, era tiempo de partir hacia nuestra sexta república. Pero de camino, paramos en Trebinje, una ciudad de la entidad serbia de Bosnia que conserva un precioso casco antiguo otomano del s. XVIII.
Por cierto, en lo alto de una colina, se construyó después de la guerra una réplica del Monasterio de Gračanica en Kosovo. Nacionalismo en estado puro. Un año después, visité ese monasterio con un grupo de croatas y los monjes nos recibieron con rakija (el aguardiente omnipresente en los Balcanes). La vista desde ahí arriba es espectacular.
7ª etapa: Montenegro
Inicialmente, planeé quedarnos 2 o 3 días en Montenegro, pero al final solo nos quedamos una noche. Así que nos quedamos en la ciudad más bonita de Montenegro, y de todos los Balcanes Occidentales (junto con Dubrovnik): Kotor.
Montenegro estuvo durante siglos en la frontera entre la Europa cristiana y el Imperio Otomano. La República de Venecia controló gran parte de este territorio, Kotor incluida y dejó una evidente influencia en su arquitectura.
Kotor
Kotor tiene un casco antiguo medieval que ha preservado su arquitectura auténtica (con restauraciones). La ciudad está construida dentro de una bahía originada por una erupción volcánica. Tiene una forma muy pintoresca, y fácil de defender, resultado de una erupción volcánica.
Las murallas de Kotor están muy conservadas y suben por una colina detrás de la ciudad. Subir hasta arriba es cansado, pero merece mucho la pena. ¡La vista de la ciudad y su bahía es impresionante!
Personalmente, me gusta Kotor aún más que Dubrovnik. Sus palacios son más antiguos y aunque la ciudad antigua sea más pequeña y menos monumental, su marco natural único lo compensa con creces.
Además, durante este viaje los cruceristas que ya invadían Dubrovnik no habían llegado aún a Kotor… aunque desgraciadamente esto ha cambiado mucho en los últimos años.
Perast
Perast es un hermoso pueblo costero situado a 12 km de Kotor, muy cerca del lugar donde esta impresionante bahía abre su boca.
El esplendor de Perast llegó en el s. XVIII, gracias al libre comercio con Venecia y a los privilegios que se le otorgaron a cambio de combatir a los piratas en el Adriático.
Su paseo costero tiene una serie de elegantes palacios barrocos. Pero quizás lo más único, son las dos islas que hay enfrente, cada una con una capilla. Una de ellas, Nuestra Señora de las Rocas, ¡es la única isla artificial construida en el Adriático!
Budva
Después fuimos hacia el Este para visitar Budva, otra ciudad veneciana que bien merece dar un rodeo.
Aunque no es tan impresionante como Kotor, esta ciudad medieval es también encantadora.
Es un destino muy popular de vacaciones en los Balcanes desde hace décadas gracias a sus playas próximas a la muralla medieval.
Herceg Novi
Volvimos dirección a Croacia, pero antes de cruzar la frontera, visitamos Herceg Novi, que se encuentra en la entrada a la bahía de Kotor.
Esta ciudad, antes llamada Castelnuovo, tiene dos fortalezas: Forte Mare y la Fortaleza Española (Španjola), donde los tercios españoles resistieron un sitio de los otomano en 1539 durante dos meses a pesar de no tener escapatoria, llevándose a unos 20.000 soldados enemigos por delante.
¡La verdad es que nos cundió mucho nuestro día en Montenegro! Pero hemos vuelto, juntos. Ya os contaremos más cosas.
8ª etapa: Croacia, 2ª parte. Dalmacia
El 24º día desde que entramos en Eslovenia cruzamos nuestra 7ª frontera dentro de la antigua Yugoslavia y entramos en su zona más famosa, la que fue joya de la corona del turismo yugoslavo, y ahora croata: la costa dálmata.
Dalmacia es genuinamente mediterránea y occidental. La zona estuvo en la frontera entre distintos Estados cristianos y el Imperio Otomano durante toda la Edad Moderna, pero los turcos no la pudieron conquistar nunca, aunque Ragusa (Dubrovnik) fue vasallo del Imperio Otomano.
Cuando cruzamos la frontera entre Montenegro y Croacia, de repente vimos turistas extranjeros a miles, con una correspondiente subida de precios. Había estado en toda esta zona pocos antes y el cambió había sido brutal (con decir que andar por las murallas de Dubrovnik antes era gratis…).
Así que decidimos acampar en lugar de quedarnos en un hostal. No fue la mejor idea porque nos diluvió toda la noche, y al día siguiente.
Dubrovnik
Dubrovnik, la antigua república de Ragusa, es una ciudad impresionante. En 1667 sufrió un terremoto que destruyó la ciudad, y sus habitantes se pusieron a reconstruirla inmediatamente. Por eso, ahora presenta un conjunto barroco increíblemente armonioso.
Paseamos por Stradun, la calle principal de Dubrovnik, que es una maravilla. Pero también hay que perderse por sus callejones y no olvidarse de admirar sus bellas iglesias barrocas. Y, por supuesto, asomarse al viejo puerto.
Si has estado aquí antes de 2008 aproximadamente verás que las cosas han cambiado mucho. Se ha llenado de cruceristas y se ha convertido en un parque temático que trata de conseguir el dinero de los turistas. Si no has estado, tienes que ir al menos una vez, aunque ahora es aconsejable no ir en verano.
Split
Sinceramente, esta última parte de nuestro viaje fue demasiado rápida, pero como ya conocía la zona preferí pasar más tiempo en otros lugares, ya que mis acompañantes no querían alargar mucho el viaje.
Después de comer, condujimos 230 km hasta Split. Visitar estas dos increíbles ciudades de la costa dálmata en un día es algo que nunca haría en condiciones normales y no lo recomiendo.
Lo bueno es que la autopista estaba genial y llegamos a tiempo para pasear por el casco antiguo de Split y visitar el Palacio de Diocleciano (el emperador romano nació aquí), uno de los complejos más imponentes que se conservan de la Antigua Roma.
Se ha conservado muy bien porque fue ocupado durante siglos después de la caída de Roma y convertido en una pequeña ciudad fortificada.
Para terminar el día, disfrutamos de la puesta de sol sobre el Adriático.
Šibenik
El día 26º condujimos hasta Šibenik, antiguo territorio de la República de Venecia, como otras ciudades del Adriático. Los aficionados al baloncesto conocen bien esta ciudad, ya que aquí nació la leyenda Dražen Petrović.
Šibenik es una de las ciudades menos turísticas de la costa dálmata, pero tiene uno de sus monumentos más importantes: la Catedral de Santiago, de los siglos XV-XVI.
Este templo de transición entre el Gótico y el Renacimiento es uno de los más grandes de los Balcanes. Lo más original son las cabezas encajadas en una cornisa en su fachada, todas diferentes. Son los retratos de los procuradores de la ciudad durante la construcción del templo.
¡Es uno de esos edificios que no se te olvidan por su originalidad!
Luego subimos a la fortaleza de San Miguel para disfrutar de una maravillosa vista de la ciudad y varias islas del Adriático.
Mucha gente que viaja a Croacia no visita Šibenik, pero deberías hacerlo. ¡Es la ciudad más infravalorada de Dalmacia!
Zadar
Manteniendo nuestro ritmo frenético, volvimos a la carretera: 90 km al Norte para llegar a Zadar. También fue parte de la República de Venecia, como nos recuerda el León de San Marcos en la puerta de su muralla. Pero además tiene patrimonio romano, una notable arquitectura medieval (como la iglesia de San Donato del s. IX) y del Renacimiento.
La ciudad todavía conserva sus murallas venecianas. En el s. XIX, el lado de la muralla que daba al mar fue demolido y la ciudad declarada puerto abierto. Ahora, esta zona es un lugar precioso en una noche de verano.
Lagos de Plitvice
El día 27º de nuestro viaje fuimos a los Lagos de Plitvice (Plitvička jezera), un parque natural formado por 14 lagos interconectados por cascadas en el interior de Dalmacia.
Llegamos allí por la noche y acampamos cerca para pasar el día entero explorando los lagos y cascadas de Plitvice. ¡No sorprende que fuera uno de los primeros Sitios Patrimonio Mundial UNESCO de Croacia y un destino de vacaciones muy popular desde la época yugoslava!
Croacia tiene tanto que ver que estas líneas no son suficientes. ¡Os contaremos más sobre Croacia en Drive Me Foody!
Epílogo: Koper (Capodistria)
28 días después de nuestra entrada en tierras ex-yugoslavas, era tiempo de marcharnos. Dijimos adiós a esta maravillosa región, antes país, en Koper (Capodistria), en la pequeña franja costera que pertenece a Eslovenia.
Koper es una pequeña ciudad, pero es el principal puerto de Eslovenia. Si esta zona fuera parte de Italia o Croacia (que la han reclamado) sería un lugar mucho menos importante.
Lo más gracioso de Koper es que es como cruce entre Italia y Yugoslavia. Fue parte de la República de Venecia y la capital de la Istria veneciana – de ahí su nombre. Pero no es solo eso.
Los carteles de la ciudad están escritos en esloveno e italiano, así que puede que sea el único lugar donde puedes encontrar una “Piazza Tito”. Esta es la plaza principal de la ciudad, donde se encuentran el palacio pretoriano, la logia y la catedral gótica, que tienen un aire muy veneciano, como el resto de la ciudad. ¡Hasta hay una copia en miniatura del puente de Rialto de Venecia!
Viaje de vuelta
A la vuelta, hicimos noche en Béziers, cubriendo más de 1100 km en el primer día. Como suele suceder, fue mucho más duro conducir tanto de vuelta que a la ida.
Fue un viaje increíble. Nos lo pasamos genial, disfrutamos de la bella arquitectura y naturaleza en este cruce de caminos entre Oriente y Occidente, con una complicada historia reciente. Y lo que es más gratificante, conocimos la hospitalidad balcánica de primera mano.
De verdad, no es un tópico, es verdad. La gente te cede su cama aunque tenga que dormir en el sofá. Es una pena que gente así tenga también un temperamento tan fuerte para odiarse.
Fue desde luego una experiencia maravillosa. Vimos todas las facetas de la antigua Yugoslavia (excepto Kosovo), conocimos a muchos autóctonos en todas partes y gracias a ellos comprendimos algo sobre como la gente piensa y vive realmente allí. Y por cierto, al final la gente no se preocupa tanto de llevarse mal con sus vecinos como sus políticos.
Increible viaje, excelente relato y maravillosas fotos
Muchísimas gracias por tu comentario Paqui. Nos alegramos de que te haya gustado 🙂