A mil kilómetros al Oeste de Tashkent, Jiva (en uzbeco: Xiva), capital histórica del Khwarazm, es la más remota de las ciudades de la ruta de la seda en Uzbekistán.
La mayoría de sus edificios son más modernos que los de Samarcanda y Bujará, pero solo Jiva conserva un recinto amurallado prácticamente intacto. Y es que hasta principios del s. XX en Jiva la vida y la arquitectura siguieron siendo muy tradicionales.
Por eso fue declarada ciudad-museo, y lo que es mucho más controvertido, recientemente casi todos los habitantes de la ciudad amurallada (Ichan Qala) han sido expulsados y realojados en barrios nuevos de Jiva para hacer sitio a alojamientos turísticos.
En cualquier caso, en ninguna otra ciudad de Uzbekistán podrás sentir como en Jiva la sensación de estar en otra época, sobre todo al atardecer y por la noche, cuando los turistas que van a pasar el día se marchan.
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Cómo llegar a Jiva
Jiva está lejos de las otras ciudades históricas de Uzbekistán, aunque de camino a Karakalpakstan (Nukus y lo que fue el Mar de Aral).
Puedes llegar a Jiva en tren convencional: tarda unas 6h30 desde Bujará (unos 10 €, dependiendo de las fechas). Hay dos trenes diarios: a las 4 de la mañana y a las 12:20. El tren Jiva – Tashkent tarda unas 16 horas y cuesta unos 30-40€.
Por comodidad, merece la pena pagar los 2€ de más por viajar en primera clase, los asientos son muy amplios y se reclinan. El ferrocarril uzbeco se está remodelando y al menos el tren que tomamos no era muy antiguo, así que no esperes una “experiencia soviética”. Los locales son simpáticos y es fácil hacer amigos en el tren. Venden bocadillos, té y bebidas a bordo, pero la oferta es limitada y algo cara.
La estación de tren se encuentra a unos 2 km de Ichon Qala, la ciudad amurallada de Jiva. Un taxi te llevará en menos de 10 minutos.
El aeropuerto internacional de Urgench (UGC) se encuentra a unos 35 km de Jiva. Hay dos vuelos diarios a Tashkent (mañana y noche). Esta es una buena alternativa si tienes que volver a Tashkent (o vuelas desde allí para viajar en tren hacia el Este), para evitar perder un día en el tren. El precio es similar (unos 40-50 €).
Cómo desplazarse en Jiva
Jiva es pequeña: solo hay 400 metros entre la puerta este a la puerta oeste de Ichon Qala (el primer recinto amurallado donde se concentran casi todos los lugares de interés). De norte a sur es el doble de grande, 800 metros.
Ichan Qala es fundamentalmente peatonal y la única forma de moverse es a pie. Es fácil orientarse a partir del eje Este-Oeste, la avenida más amplia, donde se concentran muchos sitios de interés como la fortaleza, el minarete Kalta, la mezquita del viernes o el Palacio Toshhovli. A partir de ahí, lo mejor es pasear y perderse en los rincones de esta ciudad-museo.
Si vienes desde Urgench puedes aparcar el coche cerca de la puerta oeste de la muralla, donde se encuentran las taquillas para comprar las entradas de Ichan Qala.
Dónde alojarse en Jiva
Hay muchos turistas (y grupos organizados) que prefieren alojarse en Urgench, una ciudad moderna y anodina a unos 35 km, capital de la provincia de Xorazm.
Recomendamos totalmente alojarse en Jiva. No solo es más cómodo, sino que además Jiva es mágica al amanecer y por la noche, cuando los turistas que van a pasar el día desde Urgench se van y realmente parece que estás en otra época. Es cierto que los bares y restaurantes de Ichon Qala cierran muy pronto, pero Urgench está también muerto y es más feo. No es a eso a lo que se viene a Uzbekistán, y menos a Jiva.
Además, lo mejor es alojarse dentro de Ichon Qala, la ciudad amurallada. Allí hay muchos alojamientos familiares. Imagina despertarte y ver esto:
Nos alojamos en Polvonnazir Guest House, un pequeño hostal familiar en el corazón de Jiva. Las habitaciones son básicas pero suficientes y desayuno es muy bueno y completo.
Un poco de historia de Jiva
La ciudad de Jiva se fundó hace unos 1.500 años en la región del Jwarazm (Jorasmia o Corasmia), formada por el delta del mítico río Amu Darya (antiguamente Oxus), un oasis entre dos desiertos y el Mar de Aral.
En el año 712 el Califato abasí conquistó el Jwarazm, aunque la islamización real no llegó hasta unos siglos después. En el s. XI surgió aquí el imperio jorezmita, que se libró del califato y extendió su dominio hasta el Mar Rojo, en los actuales Turkmenistán, Irán y Afganistán. Primero eran vasallos de los turcos selyúcidas, pero hacia finales del s. XII se convirtieron en imperio independiente.
De esta primera época apenas queda algo en Jiva, pero vivieron sus dos personajes más célebres: al-Biruni, polímata destacado en antropología y astronomía, y al-Jwarizmi: la palabra “algoritmo” procede de su apellido, que es, en realidad, el gentilicio de la región del Jwarazm (o de la ciudad de Jiva, que así se llamaba también).
En 1219-1221 las hordas de Genghis Jan invadieron el Jwarazm y reemplazaron a la población persa anterior por pueblos túrquicos. Como era habitual en Asia Central, se produjo un sincretismo cultural entre lo persa (considerado más culto) y lo túrquico.
Después de una etapa de control timúrida, en 1511 el Jwarazm recuperó su independencia bajo la dinastía Arabshahid y comenzó el periodo conocido hoy como del Janato de Jiva (en realidad, el nombre que le dieron los rusos pues ellos nunca lo llamaron así). El Jwarazm mantuvo su independencia en los siguientes siglos y se convirtió en uno de los rivales más importantes de Amir Timur.
La mayoría de los edificios que vemos hoy en Jiva datan de esta época. Fue una época de esplendor para Jiva, que desarrolló un importante mercado de esclavos. A principios del s. XIX, la dinastía Qungrat sustituyó a los Arabashahid.
Durante el reinado de los Qungrat se construyeron muchos edificios en Jiva. Además, se renovaron los anteriores y se levantó una nueva muralla exterior permitiendo el crecimiento de la ciudad.
Ya en el s. XVIII Rusia había puesto sus ojos en Jiva, pero el ejército ruso sufrió importantes derrotas en el Jwarazm hasta la victoriosa campaña de 1873. Entonces, el Jwarazm pasó a ser un protectorado ruso y vio muy reducida su extensión, aunque mantuvo su independencia nominal hasta 1920.
En 1920 se proclamó la República Socialista Soviética del Jwarazm, que se incorporó en 1925 a la RSS de Uzbekistán.
Durante la época soviética, Jiva fue declarada ciudad-museo y en 1991 se convirtió en el primer sitio Patrimonio Mundial UNESCO de Uzbekistán.
Visita completa de Jiva
Un día y medio es suficiente para visitar Jiva, sin ninguna prisa, visitar todos sus monumentos y perderse por sus calles. Si no vas a ir a Nukus ni el Mar de Aral, puedes emplear otro día (incluso medio) para la excursión de las fortalezas de Jwarezm (Elliq Qala), volviendo a Jiva o alojándote en una yurta en el desierto.
Ichan Qala (primer recinto amurallado)
- Murallas y Puerta Oeste (Ota Darvoza)
- Ko’hna Ark
- Kalta Minor
- Madrasa de Mohammad Amin Khan
- Madrasa de Mohammad Rakhim Khan
- Mezquita del Viernes (Jo’me masjidi)
- Madrasa de Kutlug Murad Inaq
- Mezquita Blanca (Oq Masjid)
- Palacio Toshhovli
- Puerta Este o de los Guerreros (Polvon Darvoza)
- Madrasa y minarete de Islom Xo’ja
- Primer colegio ruso
- Mausoleo de Pahlavan Mahmud
- Puerta Sur (Tosh Darvoza)
Ichan Qala
Desde hace unos años hay que pagar entrada para acceder a Ichan Qala. Cuesta 120000 som (unos 11 €) para 2 días y se compran en la Puerta Oeste, donde comienza nuestro itinerario.
Si te alojas en Ichan Qala, no tienes que pagar por entrar al recinto amurallado, pero terminarás pagando la entrada igualmente porque incluye el acceso a todos los monumentos de Ichan Qala (excepto el Mausoleo de Pahlavan Mahmud, uno de los más impresionantes).
Este itinerario cubre los monumentos más importantes de Jiva, pero hay muchos más mausoleos, mezquitas y madrasa, casi en cada esquina. Por algo Jiva fue declarada ciudad-museo. Y por eso merece la pena deambular por la ciudad y perderse en sus rincones.
Murallas y Puerta Principal (Oeste)
Las imponentes murallas almenadas de Ichan Qala se construyeron en el s. XVII, aunque el primer recinto amurallado, según el mismo plano, se remonta al s. X. Se conserva el perímetro completo de las murallas, que alcanzan hasta 10 metros de altura.
La zona oeste es la más concurrida pues enfrente de la Puerta Oeste o Principal (Ota Darvoza) se encuentran las taquillas para comprar las entradas para visitar Ichan Qala. Por eso, aquí está el aparcamiento para visitar Jiva.
Aunque parezca histórica, la Puerta Principal actual se reconstruyó en 1975, ya que la original se demolió en la década de 1920.
Aunque la muralla oeste sea la más imponente, también merece la pena ver otras secciones. Al pasear por Jiva, no dejes de cruzar todas sus puertas, y fíjate en la muralla por dentro: en bastantes tramos hay tumbas de piedra construidas en la muralla, unas sobre otras.
Ko'hna Ark
La fortaleza de Jiva, Ko’hna Ark, está adosada a la muralla oeste, a la izquierda de la puerta oeste. La fortaleza se concibió como una ciudad prohibida: una pequeña ciudad fortificada dentro de la ciudad para el uso exclusivo del jan, su harén, su familia extendida y sus consejeros y sirvientes.
Los orígenes del Ko’hna Ark se remontan al s. XII, pero el edificio actual se construyó a finales del s. XVII. Poco después, fue saqueado por los persas, así que lo que hoy vemos es fundamentalmente del inicio de la dinastía Qungrat (s. XIX).
Con 1,2 hectáreas, Ko’hna Ark es el edificio más grande de Ichan Qala y el que más tiempo te llevará visitar. La fortaleza tiene una única entrada, flanqueada por torres con cúpulas, en una amplia plaza donde hay algunos hornos tandir.
Lo primero que se visita en la fortaleza es el patio de recepción. En este patio hay un gran pedestal circular, en el cual se instalaba una yurta desde donde el jan impartía justicia discrecionalmente.
Alrededor de esta sala hay varias estancias con paredes de ladrillo para los funcionarios y sirvientes, pero lo que destaca es el iwan de la sala del trono. El techo del iwan, de madera policromada, está sostenido por dos columnas de madera talladas. Las paredes son de azulejos azules, con motivos geométricos.
Dentro, el salón del trono tiene un precioso techo de madera policromada. Pero lo que más llama la atención es la brillante decoración de verde, turquesa y oro de sus paredes… que ha sido pintada hace pocos años.
La sala del trono albergaba un elaborado trono de madera de principios del s. XIX, que los rusos se llevaron al Hermitage de San Petesburgo, donde sigue hoy día.
En otro patio de dimensiones similares se encuentra la mezquita de verano, construida en 1838. Sus azulejos son más bellos que los de la sala del trono: en el centro el mihrab en dirección a La Meca, en un azul más intenso.
En el mismo patio se encuentra la ceca, donde ahora se exponen instrumentos para la acuñación de monedas e impresión de billetes del janato de Jiva.
El harén está en la zona norte del Ark, pero no se puede visitar. Como era una zona totalmente privada, a la que no accedían los visitantes, no está tan decorada.
Desde el patio de recepción hay unas escaleras para llegar al bastión Ak Sheij Bobo.
Aunque ya no dejan subir a la torre de vigía, desde el bastión se ve media Ichan Qala: podrás admirar sus murallas hasta la zona norte, los patios e incluso el harén de la fortaleza, pero, sobre todo, los coloridos minaretes y cúpulas de Jiva, así como los frentes de azulejos de sus madrasas.
Desafortundamente, estas robustas fortificaciones no fueron efectivas contra la artillería rusa en 1873, y así, unas pocas décadas después de finalizarse la construcción del Ko’hna Ark, Jiva se convirtió en un títere de Rusia.
Kalta Minor
Enfrente de la fortaleza, el minarete Kalta Minor es proablemente la construcción más representativa de Jiva, lo que más llama la atención en sus panorámicas. Sorprende la anchura del minarete, y es tan ancho y tan corto porque quedó inacabado.
Mohammad Amin Jan lo mandó construir en 1851 y debía llegar a una altura de 70 metros, en teoría para ver Bujará (imposible, ya que está a casi 400 km). El jan murió en el campo de batalla en Persia en 1855 y se paró la obra cuando solo se habían construido 26 metros de altura.
Madrasa de Mohammad Amin Jan
El minarete Kalta Minor está conectado por un puente de madera a la Madrasa de Mohammed Amin Jan, que hoy alberga el Khiva Hotel.
Su construcción fue impulsada igualmente por Mohammad Amin Jan, que pretendía construir un nuevo conjunto monumental continuando la puerta principal de Ichan Qala.
Se dice que tanto la madrasa como el minarete se diseñaron para rivalizar con los más antiguos minarete Kalyon y madrasa Ko’kaldosh de Bujará, rival tradicional de Jiva. Pero como el reinado de Mohammed Amin Jan apenas duró 10 años, por lo que no pudo completar sus deseos.
En el hotel te dejan entrar a ver el patio. La madrasa tiene 125 hujras (celdas para estudiantes) en dos plantas.
Madrasa de Mohammad Rajim Jan
Enfrente de la entrada principal de la fortaleza Ko’hna Ark se levanta la madrasa de Mohammed Rajim Jan (Rakhim Khan). La construcción de esta madrasa se produjo entre 1871 y 1876, es decir, le sorprendió la invasión rusa en 1873 y la madrasa se quedó a caballo entre dos épocas, por lo que incorporó la enseñanza de materias seculares.
Curiosamente, como haciendo de espejo de la fortaleza, esta madrasa está rodeada por un grueso muro. Tiene cuatro iwanes y 76 hujras. Los brillantes azulejos de la fachada principal fueron restaurados en 1992 (se nota que solo quedan unos pocos originales).
Actualmente la madrasa de Mohammed Rajim Jan alberga un museo sobre la historia del Janato de Jiva y de Rajim Jan.
Mezquita del Viernes (Jo'me masjidi)
La Mezquita del Viernes, aproximadamente en el centro de Ichan Qala, es el edificio más místico de la ciudad.
Lo encontrarás gracias a su minarete de 33 metros con bandas verdes, adosado al norte de la mezquita.
A pesar de su apariencia arcaica, la mezquita del viernes se construyó a finales del s. XVIII.
Al entrar, verás una gran sala hipóstila de 55 por 46 metros con 213 columnas de madera tallada. Los dos tragaluces le añaden un juego de luces muy interesante.
La estructura de la Mezquita del Viernes es totalmente diferente al del resto de mezquitas de Jiva y las que verás en otras ciudades de Uzbekistán.
Recuerda a la de las primeras mezquitas del islam, pero dado que es del s. XVIII. Se piensa que se hizo así por motivos funcionales, a fin de poder alojar a un gran número de fieles durante las oraciones de viernes, pero quizás también se buscó un diseño arcaizante para aprentar un fuerte pasado islámico.
Se sabe que la mezquita del viernes fue construida sobre una mezquita anterior y, de hecho, algunas de sus columnas son reutilizadas de otros edificios, incluso de otras ciudades del Jwarazm. Las columnas más antiguas son del s. X, aunque la mayoría son de los s. XVII y XVIII.
Aunque a primera vista, las columnas parecen iguales, cada una tiene un diseño diferente y se notan las diferentes épocas en que fueron talladas. Las bases también son distintos, incluso de diferente altura, y entre columna y base verás un aro metálico con un trozo de lana de camello, para absorber la dilatación de la madera y proporcionar protección antisísmica.
Madrasa de Kutluq Murad Inaq
Al salir de la Mezquita del Viernes, continuando por Polvon Qori, la calle principal que atraviesa Ichon Qala de Oeste a Este, llegarás a la madrasa de Kutluq Murad Inaq, de principios del s. XIX. Kutluq Murad Inaq, quien mandó construir esta madrasa, era el tío de Alla Kuli Jan, y está enterrado dentro de la madrasa.
La madrasa tiene 81 hujras y una cisterna en el patio, pero lo más característico de esta madrasa son las torres con forma de minarete (guldasta) que flanquean su fachada.
Estas torres presentan curiosos diseños geométricos en los ladrillos de terracota y están coronadas por cupulines de azulejos de colores.
Mezquita Blanca (Oq Masjid)
Enfrente de esta madrasa se encuentra la Mezquita Blanca (Oq Masjid) y que contrasta con los demás edificios de Ichan Qala.
Al ser una mezquita de barrio, su diseño es mucho más simple, sin azulejos ni mucha decoración, aparte de los capiteles finamente tallados de las columnas de madera. Su iwan tiene tres lados, algo único en Ichan Qala.
Palacio Toshhovli
En 1831, Allakuli Jan mandó construir un nuevo palacio en el extremo este de Ichan Qala, para sustituir al Koh’na Ark como residencia real. El palacio tiene más de 160 habitaciones alrededor de tres patios decorados con azulejos, y rodeado por una muralla más bien ornamental.
Cuando Allakuli Jan exigió que el palacio debía construirse en dos años, el arquitecto le dijo que esto sería imposible, por lo que el jan decidió empalarle.
Finalmente, tardó 7 años en construirse y se utilizó hasta la década de 1880, cuando el jan se trasladó de nuevo a la fortaleza Ko’hna Ark.
Hoy en día, hay dos puertas de entrada, cada una para visitar una parte diferente del Palacio Toshhovli.
Por la puerta principal, justo enfrente de la muralla y la Madrasa de Allakuli Jan, se accede a la zona privada del palacio. Aquí se encuentra su patio más grande y espectacular, donde se encontraba el harén.
En un ala del harén se encuentran las estancias de verano de las tres esposas del jan y al del propio jan, a las que anteceden iwanes con columnas de madera talladas. La habitación del jan se puede visitar, todavía está allí su cama y algunos objetos, además de una notable decoración.
Enfrente, se encuentran las habitaciones de verano de las concubinas. Estas llegaban muy jóvenes al harén y no tenían una vida agradable. Como no podían tener hijos del jan, eran forzadas a abortar en caso de embarazo, lo que podía ser mortal.
El patio es uno de los más bonitos de Jiva, sus azulejos resplandecen al sol con un brillo que no se puede capturar en fotografías. Los artesonados del techo de los iwanes y las estancias son también una maravilla.
Para pasar a los dos patios de la zona pública hay que tomar otra puerta, pues, igual que en la época de Allakuli Jan, el pasillo que los une con el harén está cerrado al público. Esta zona pública del palacio está menos restaurada, pero sus azulejos son aún más bellos y elaborados que los del harén.
En primer lugar, verás el patio público o de entretenimiento (Ishrat Khauli), donde el jan recibía a los visitantes y organizaba fiestas y banquetes. El patio estaba preparado para gentes con costumbres sedentarias o nómadas, con habitaciones, pero también espacios para colocar yurtas.
Por un pasillo se llega al patio de justicia (Arz Khana). Al igual que en la antigua fortaleza Ko’hna Ark, aquí el jan se sentaba en su yurta, dispuesta sobre el pedestal circular, escuchaba los casos e impartía justicia discrecionalmente.
El Palacio Toshhovli forma parte de un conjunto monumental que incluye, enfrente, la Madrasa de Allakuli Jan, construida en 1834, un caranvasar y un tim (edificio comercial), estos adosados a la muralla de Ichan Qala.
La planta baja de la madrasa alojaba la biblioteca de la ciudad. Hoy está ocupada por alguna tienda y el restaurante Khorezm Art.
Puerta Este (Polvon Darvoza)
La Puerta Este o Puerta de los Guerreros (Polvon Darvoza) es de 1806 y originalmente era la puerta al mercado de esclavos.
Saliendo por esta Puerta Este hay algunos sitios de interés fuera de Ichon Qala: la Madrasa de Said Niyoz Shalikarabay, la Madrasa Polvon Qori o el Mausoleo de Abd al Bobo.
Madrasa y minarete de Islom Xoja
Un poco al sur de la Mezquita del Viernes se encuentra el complejo formado por la madrasa y el minarete de Islom Xoja. En realidad, es bastante reciente, de 1910, aunque se construyó de siguiendo las formas tradicionales, meticulosamente, con bonitas decoraciones de azulejos.
Islom Xoja era el gran visir de Jiva (y primo del jan), un modernizador de la ciudad, pues construyó escuelas laicas, un hospital y el telégrafo, además de este minarete y madrasa.
Poco después de terminarlos, en 1913, fue apuñalado.
Con unos 45 metros de altura, el minarete de Islom Xoja es el más alto de Jiva, y uno de los símbolos de la ciudad.
Al hacerse más esbelto, y con las bandas de azulejos geométricos de colores, parece incluso más alto. Se supone que te dejan subir hasta arriba para disfrutar la vista de la ciudad, pero durante nuestra visita estaba cerrado.
Dentro de la madrasa hay una exposición de objetos antiguos de Jiva: azulejos, columnas, documentos en piedra (vakf)…
Primer colegio ruso
Enfrente de la madrasa de Islam Xoja se encuentra el primer colegio ruso de Jiva, inaugurado en 1912 por Palvan Mirza-bashi, secretario del jan, como parte de un impulso modernizador del reino. A diferencia de los colegios tradicionales islámicos, de educación coránica, aquí se estudiaba ruso, historia del mundo y aritmética.
A pesar de la feroz oposición de los tradicionalistas, defensores de la educación islámica, siguió funcionando hasta la época soviética.
Mausoleo de Pahlavan Mahmud
Y llegamos al Mausoleo de Pahlavan Mahmud, uno de los edificios más impresionantes de Ichan Qala. Pahlavan Mahmud fue un poeta, sabio sufí y luchador persa del s. XIII-XIV. Su tumba se convirtió en un lugar de peregrinaje muy popular.
La visita al mausoleo de Pahlavan Mahmud no está incluida en la entrada de Ichon Qala. Cuesta 25.000 som (unos 2,5 €), pero ¡no te lo puedes perder!
En 1810, Mohammad Rahim I, segundo jan de la nueva dinastía Qungrat, adoptó a Pahlavan Mahmud como una especie de patrón de Jiva, y decidió embellecer su tumba, hasta entonces muy simple.
Dentro de esa cúpula verde que destaca en la panorámica de Jiva hay unas salas totalmente cubiertas de azulejos realmente impresionantes. La propia cúpula, por dentro, es una obra de arte en meticulosos azules y turquesas única en Jiva. Este espacio se utilizaba como khanaqah (espacio de reunión sufí). Al fondo, está la tumba del propio Muhammad Rahim I.
A la izquierda de la cúpula se entra, después de un espacio intermedio, a la sala que aloja la tumba de Pahlavan Mahmud. Todavía hoy acuden uzbecos aquí para rezar.
Posteriormente, el mausoleo se fue ampliando para alojar las tumbas de otros janes de la dinastía Qungrat, de forma que el Mausoleo de Pahlavan Mahmud se convirtió también en el de los últimos janes de Jiva.
De hecho, las tumbas de dignatarios, mucho más simples, que se encuentran en la calle, al lado del mausoleo, atestiguan el prestigio que tenía Pahlavan Mahmud.
Puerta Sur (Tosh Darvoza)
La Puerta Sur o Puerta de Piedra (Tosh Darvoza) se encuentra a unos 250 metros del minarete de Islom Xoja, por una zona poco turística de Ichon Qala que, sin embargo, conserva la pequeña joya que es la Mezquita Bogbonli, reconstruida a principios del s. XIX, reutilizando las columnas de madera tallada del s. XV.
Es agradable pasear por estas zonas de Ichon Qala menos turísticas, pues aun sin grandes monumentos, tienen su encanto. La Puerta Sur data de la época de Allakuli Jan (1825-1842) y contenía una aduana y una casa de vigía. Esta zona de la muralla es también impresionante, con tumbas adosadas a las paredes.
Se supone que se puede subir a la muralla desde aquí, pero no se permitía durante nuestra visita. La puerta sur exterior (de Dishon Qala) se encuentra un poco más allá, y merece la pena acercarse porque hay un buen tramo de muralla.
Dishon Qala
En 1842, bajo el reinado de Allakuli Jan, se erigió la muralla de Dishon Qala, es decir, la muralla exterior de Jiva, con un perímetro de 5,6 km y 10 puertas.
A diferencia de la más antigua muralla de Ichon Qala, esta no se conserva en su totalidad, aunque todavía hay unas cuantas secciones, menos reconstruidas. De las 10 puertas, solo quedan 3.
No es tan interesante como Ichon Qala, pero en Dishon Qala hay unas cuantas mezquitas y madrasas menos turísticas, y sitios más auténticos para ver Jiva y comer como un uzbeco.
Muralla y Puerta Sur de Dishon Qala
La Puerta Sur de Dishon Qala es claramente una reconstrucción moderna, pero a ambos lados hay unas buenas secciones de la muralla original de Dishon Qala: un tramo sale hacia el oeste y el otro, más interesante, se acerca primero a la Puerta Sur de Ichon Qala para luego girar hacia el este.
Al otro lado de la muralla hay un descampado, aunque probablemente en los próximos años haya bastante desarrollo urbanístico, y es que la ciudad moderna de Jiva ha crecido mucho más hacia el norte y el oeste.
Mezquita de Said Niyoz Shalikarabay
La mezquita y madrasa de Said Niyoz Shalikarabay se encuentra enfrente de la Puerta Este de Ichon Qala. Un rico mercader de arroz donó dinero para su construcción y se levantó en 1842.
Es la segunda mezquita más grande de Jiva después de la Mezquita del Viernes, y sigue activa únicamente como lugar de culto.
Puerta Norte (Qo'sha Darvoza)
La puerta más interesante de Dishon Qala (la única que realmente merece la pena) es la Puerta Norte o Puerta Gemela (Qo’sha Darvoza). Su nombre se debe a que tiene dos puertas , de entrada y salida, para facilitar el tránsito de carruajes. Presenta una atractiva decoración de azulejos con cupulines.
La zona Norte de Jiva está más urbanizada y cuidada, con un gran parque con modernos edificios administrativos, centros comerciales… aunque tampoco es gran cosa.
Al oeste de la Puerta Norte, de camino al Palacio Nurullaboy se conserva otra sección de la segunda muralla de Jiva.
Palacio Nurullaboy
El Palacio Nurullaboy es el palacio más grande de Jiva y el último que construyeron los janes. La entrada a este palacio no está incluida en la entrada de Ichon Qala y es bastante caro: 60.000 som (casi 6 €).
Como en Ichon Qala cada vez había menos sitio para jardines y grandes construcciones, en 1859 se decidió construir un nuevo palacio fuera de la primera muralla de Jiva, en Dishan Qala.
Se eligió como lugar para construir el palacio el de los jardines de Nurullaboy, y se mantuvo el nombre original. Fue ya Mohammed Rajim Jan II (que gobernó Jiva entre 1864 y 1910) quien construyó el nuevo palacio al inicio de su reinado.
La construcción del palacio finalizó en 1913, apenas 7 años antes de la incorporación de Jiva a la URSS y el fin de la época de los janes. Al igual que en otros palacios reales uzbecos del s. XIX, como el Sitorai Mohi Xosa de Bujará, la influencia rusa es totalmente evidente.
Convergen las tendencias rusas y europeas con la tradición local, quedando una mezcla que se asemeja mucho al orientalismo ruso que se llevaba en San Petersburgo. De hecho, maestros alemanes y rusos trabajaron en la construcción y decoración del palacio.
Muchas salas contienen las típicas chimeneas de cerámica de colores de los palacios rusos de la época. No en vano, la conquista final del Jwarezm por los rusos sucedió durante la construcción de este palacio.
Pero la forma de vida de los janes seguía siendo bastante tradicional: uno de los espacios más importantes del Palacio de Nurullaboy era el harén que Mohammed Rajim Jan II construyó para su hijo.
Como era habitual, el harén estaba rodeado de altos muros para evitar las miradas indiscretas de los curiosos.
Los patios que distribuyen las estancias también mantienen la tradición local, con columnas talladas de madera, en el mismo estilo que en los edificios islámicos de Jiva.
Dónde comer en Jiva
La cocina de Jiva es algo diferente a la del resto de las ciudades que visitarás Uzbekistán. Esta es la cocina del Jwarezm y de la cercana república autónoma de Karakalpakstán.
En primer lugar, en el Jwarezm no se come tanto plov, el plato nacional, como en el resto de Uzbekistán. Si te gusta mucho el plov, lo podrás comer, pero los uzbecos no lo consideran como algo típico de aquí.
En Jiva podrás encontrar, sin embargo, platos típicos del Jwarezm y Karakalpakstan, que probablemente no veas en el resto del país.
Shivit oshi es probablemente el más representativo: tallarines caseros infusionados con eneldo, acompañados por un guiso de carne y patatas. Uno de los platos que más nos gustó en Uzbekistán, aparte del plov.
Tukhum barak es otro que podrás encontrar en cualquier sitio. Son como grandes medias lunas de pasta con crema. Tampoco nos pareció nada especial.
Como en el resto de Uzbekistán, también es típico el shashlik, las sopas, los encutidos, las somsas, mantis y los cocidos en olla de barro (kuza shurpa), perfectos para el frío invierno de Jiva.
Ichon Qala está lleno de restaurantes para grupos de turistas, que no son nada especial. Suelen tener salones muy amplios con una decoración muy kitsch. Su única ventaja es que suelen tener un horario más amplio, pero no son los mejores sitios para comer.
Claramente, nuestro restaurante favorito de Jiva, y de todo Uzbekistán, fue Restaurant Xiva Kafe Milliy Taomlar, enfrente del Palacio Nurullaboy, en Dishon Qala. Allí tendrás una experiencia verdaderamente auténtica, con un uzbeco majísimo que lleva el restaurante junto con su mujer, clientes locales y televisión uzbeca. Pero lo mejor es la comida, casera y de lo mejor que comimos en Uzbekistán. ¡Solo hace falta decir que fuimos tres veces!
Además del shivit oshi y el cocido uzbeco (kuza shurpa), su encurtido de berenjenas es espectacular. En general, todo está bueno.
Dentro de Ichon Qala, Khorezm Art parece una de las mejores opciones. Se encuentra dentro de la Madrasa de Allakuli Jan, al lado de la Puerta Este. Está regentado por una pareja franco-uzbeca y la comida es casera y muy rica, aunque es más típica uzbeca que especialidades locales.
No vayas más tarde de las 8 a cenar a ninguno de estos sitios, sobre todo en temporada baja, porque te los puedes encontrar cerrados y tendrás que acabar cenando en un restaurante de touroperadores.
Excursión a las fortalezas del Jwarezm (Elliq Qala)
Continuando desde Jiva hacia el Noroeste, a la remota República autónoma de Karakalpakstan, puedes visitar Nukus, la capital de Karakalpakstán, que aloja el Museo Igor Savitsky, exposición de pintura soviética prohibida que se consiguió conservar en esta remota ciudad, y lo que queda del Mar de Aral (el ex puerto de Moynaq).
Pero si no piensas ir hasta allí, como hicimos nosotros, puedes aun así emplear un día (incluso medio basta) para hacer la excursión más típica desde Jiva: las fortalezas del Jwarezm (Elliq qala, las “cincuenta fortalezas”).
Puedes contratar esta excursión con un conductor desde tu alojamiento en Jiva o buscar una agencia. El precio estándar de un conductor privado por el día es de 25 € por persona.
Puedes completar la experiencia con una noche en una yurta (50 € por persona, con cena y desayuno).
En la excursión más típica se visitan tres de las fortalezas mejor conservadas: Kyzyl Qala, Topraq Qala y Ayaz Qala. Para llegar allí, cruzarás el Amu Darya y pasarás por Urgench (capital moderna del Jwarezm, donde se encuentra el aeropuerto, pero no hay nada muy interesante).
Estas fortalezas fueron construidas por los antiguos jorezmitas, un pueblo persa oriental, que hablaba una lengua persa hoy extinta, similar a la de los sogdianos, y profesaba el zoroastrismo. Estas fortalezas se construyeron para defenderse de los pueblos nómadas de la estepa y se siguieron utilizando en época islámica, cuando algunas se reconstruyeron.
Como verás, las Elliq Qala del Jwarezm se encuentran en la frontera del desierto de Kyzylkum (literalmente “desierto rojo”), entre la estepa, territorio de los nómadas, y “la civilización”. El paisaje es impresionante y las puestas de sol maravillosas.
Comenzamos la excursión en Kyzyl Qala, la más alejada de Jiva, a unos 90 km (se tarda 1h30 aproximadamente). Kyzyl Qala significa “Fortaleza Roja”. Se construyó entre los s. I-IV, pero fue reconstruida en los s. XII-XIII, justo antes de la invasión mongola.
Esta fortaleza, un puesto avanzado o quizás guarnición, tiene una planta cuadrada de aproximadamente 60 metros de lado, fundamentalmente de adobe. Tiene una rampa de entrada y dos torres defensivas, al Oeste y al Norte.
Sus murallas son espectaculares, con hasta 16 metros de altura. Dentro (entrada gratuita) no hay prácticamente ninguna estructura y, de hecho, hay bastantes agujeros en el suelo.
Continuamos hasta Topraq Qala, a tan solo 3 km de Kyzyl Qala. La entrada cuesta 10.000 som (menos de 1 €).
Topraq Qala era una ciudad fortificada, planificada como capital, construida hacia el s. II, probablemente por un gobernante llamado Artav, de quien no se conoce más que su nombre. Esta zona hoy desértica estaba entonces irrigada por un canal que traía agua del cercano Amu Darya (Oxus).
Lo que hoy queda en pie y se visita de Topraq Qala era en realidad un palacio real fortificado, con una planta cuadrada de 80 metros de lado construido encima de una colina. Todo esta construido con ladrillos de iguales dimensiones, lo que revela un elevado grado de planificación.
Topraq Qala es la fortaleza mejor conservada del Jwarezm. Todavía se ve la estructura del palacio, que incluye una sala del trono, al lado del cual hay varias salas rituales y una que probablemente era un templo del fuego. En total, el palacio tenía más de 100 estancias y tres torres, aún visibles.
En la parte baja, se extendía una ciudad mucho más grande que el palacio, de planta rectangular totalmente amurallada, con un depósito de agua, un templo del fuego zoroastrista y una zona residencial planificada con trama regular y una amplia avenida central.
Después de comer en un sitio bastante auténtico en un pueblo llamado Bo’ston al que nos llevó nuestro conductor, fuimos al Lago Ajchakol, la última masa de agua antes del desierto de Kyzylkum.
Muy cerca de la orilla del lago hay un hotel (campamento) de yurtas. Sobre todo en verano te puedes bañar, dar una vuelta en barco e incluso pescar.
Ayoz Qala es en realidad un conjunto de tres fortalezas a unos 25 km al Noreste del Lago Ajchakol, en una zona que parece aún más remota.
Ayoz Qala I se encuentra en lo alto de una colina, pero todavía en la parte más baja, y es la más espectacular de las tres fortalezas. Se construyó en el siglo IV a.C., mientras el Jwarezm lograba la independencia del control persa. Sus murallas interiores y exteriores son impresionantes, con bastiones añadidos posteriormente para una mejor defensa.
Ayoz Qala II es la más pequeña y moderna, al Sureste de Ayoz Qala I. Se construyó en los s. VII-VIII y es la menos interesante de las tres.
Ayoz Qala III se encuentra en la zona más alta, a 1 km de Ayoz Qala I. Se trata de la fortaleza más grande del conjunto (260 x 190 metros). Se construyó hacia el s. IV a.C. (las fuentes varían al establecer el momento preciso).
Ayoz Qala III, a diferencia de Ayoz Qala I, era probablemente la muralla de una ciudad fortificada. Se encuentra en lo alto de una colina, en cuyas laderas hay restos de viñedos, granjas e irrigación.
Al lado de Ayoz Qala III hay un campamento de yurtas – en realidad un hotel para turistas que buscan una experiencia diferente, en el cual duermes en una yurta, probablemente ya permanente.
Tiene electricidad, postes con sensor de presencia y baño (fuera de las yurtas) con duchas de agua fría. Si vas solo, tendrás que compartir yurta. Hay calefacción y mantas eléctricas para no pasar frío en invierno.
No es el alojamiento más cómodo, y es más caro que un hotel, pero tiene su encanto. Desde luego, la puesta de sol en el desierto es sencillamente espectacular.
Ahora bien, probablemente sea una mejor idea para el verano, con días más largos, que para el otoño o invierno, pues una vez que se pone el sol y has cenado, no te queda mucho que hacer.
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