Oaxaca de Juárez (o simplemente Oaxaca) es la capital del Estado de Oaxaca. Conserva unos de los centros históricos coloniales más bellos de México y es famosa en todo el país por su excelente gastronomía y por el mezcal (destilado de agave).
Oaxaca se encuentra a los pies de la Sierra Madre del Sur, y la montaña separa a la ciudad de la costa del Estado (que atesora un destino de playa impresionante y no tan masificado: Puerto Escondido).
El centro histórico de Oaxaca es Patrimonio Mundial UNESCO desde 1987, por su patrimonio artístico y urbanismo colonial tan notable y bien conservado.
Si eres tan raro que su arquitectura, cultura y gastronomía no te parecen razones suficientes para incluirlo en tu viaje a México, te diremos que a escasos kilómetros de la ciudad se encuentra Monte Albán, una de las zonas arqueológicas más interesantes de México, centro de la cultura zapoteca y una de las primeras civilizaciones urbanas de América.
Por cierto, la “x” de Oaxaca se pronuncia “j”, igual que la de México. Su nombre en castellano es una adaptación del que le pusieron los mexicas de Tenochtitlan cuando la conquistaron en el s. XV, “Huāxyacac“.
Cómo llegar a Oaxaca de Juárez
La ciudad de Oaxaca de Juárez se encuentra a 460 km de Ciudad de México (unas 6 horas en coche) y 340 km de Puebla. Al entrar en el Estado de Oaxaca, la carretera serpentea por las montañas, deleitando con un impresionante paisaje.
Desde Ciudad de México, hay muchos autobuses al día de la empresa ADO. Recomendamos contratar los de clase superior, pues la diferencia es pequeña y son muy cómodos. A nosotros nos costó 437 MXN (unos 18,50 €) por persona y tardó casi 7 horas.
Otra opción es llegar en avión. El Aeropuerto Internacional Xoxocotlán (OAX) se encuentra a 10 km del centro de la ciudad de Oaxaca.
Hay varios vuelos diarios de Ciudad de México a Oaxaca, tanto de Aeroméxico como de las aerolíneas de bajo coste Volaris y Viva Aerobús. Hay vuelos a otras ciudades mexicanas, como Mérida, Cancún o Monterrey y también a Dallas, Houston y Los Ángeles.
Los precios son buenos, pero si facturas equipaje, es considerablemente más caro que el autobús.
Cómo moverse por Oaxaca
Oaxaca es una ciudad de tamaño mediano (300.000 habitantes), muy manejable para el visitante. El centro histórico se puede recorrer fácilmente a pie, pues hay aproximadamente 1,5 km de punta a punta en ambas direcciones (unos 20 minutos a pie).
El centro histórico sigue una disposición de damero o cuadrícula, típica de las ciudades coloniales españolas, por lo que la orientación es muy sencilla. La gran mayoría de las calles son de una sola dirección para los coches, y las más céntricas suelen estar cortadas al tráfico.
Si tienes coche para hacer excursiones o porque Oaxaca es una parada en tu viaje por carretera, aparcar en el centro no es díficil y es gratuito.
¿Es seguro visitar Oaxaca?
Oaxaca es una ciudad bastante segura. Nuestra experiencia fue muy positiva en este sentido. Se puede caminar de noche por el centro histórico sin ningún problema, ni hace falta tomar ninguna precaución especial.
Ahora bien, si viajas a México es muy recomendable contratar un seguro de viaje, para que un problema médico no se convierta en un problema económico.
Recomendamos los seguros de IATI, con muy buenas coberturas, incluyendo compensaciones por retrasos y anulaciones y cobertura especial COVID-19. Hay muchas opciones para elegir, dependiendo del tipo de viaje que vayas a hacer, pero IATI Básico suele ser suficiente.
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¡Alerta sísmica!
De lo que no estás a salvo en Oaxaca es de los terremotos, ya que es una zona sísmica de alta intensidad. Lo sabían ya los antiguos zapotecas, pues los edificios de Monte Albán tienen muros robustos y poca altura…
Así que no te preocupes, la ciudad está preparada para resistir los sismos y cuenta con un sistema de alerta sísmica. Si oyes las alarmas, mantén la calma, sal a la calle si estás dentro de un edificio y camina al espacio más abierto posible, alejado de cosas que se puedan caer. Si ya estás fuera, es mejor no andar durante el terremoto.
Lo bueno que tiene Oaxaca es que los edificios tienen poca altura, a diferencia de lo que sucede en la Ciudad de México (donde vivimos una experiencia sísmica). De todos modos, si no te da tiempo a salir, ponte en el marco de una puerta o debajo de una mesa.
Guelaguetza: festival local de canto y danza tradicional
Si tienes la suerte de visitar Oaxaca en la segunda quincena de julio, no te puedes perder la Guelaguetza. Esta fiesta, tradicionalmente asociada al dios del maíz, se celebra el tercer y cuarto lunes de julio en Oaxaca, e incluso se ha construido un auditorio ad hoc en el Cerro del Fortín, al Oeste del centro histórico para el festival.
En la Guelaguetza participan todos los pueblos del Valle de Oaxaca, que interpretan sus danzas y cantos con trajes tradicionales. ¡Reserva con antelación!
Qué ver en Oaxaca de Juárez
Oaxaca es una ciudad para pasear por ella y perderse por sus calles, llenas de edificios históricos, y por sus mercados. También hay que disfrutar su gastronomía y su escena cultural, con muchos museos, arte urbano y, por supuesto, sus mezcalerías.
Durante nuestro viaje, el Estado de Oaxaca era uno de los que mayores restricciones había implementado a causa de la pandemia de COVID-19: las mezcalerías y garitos estaban cerrados y los restaurantes solo servían bebidas alcohólicas hasta las 9 de la noche. Y por si fuera poco, todos los museos estaban cerrados.
En este artículo os hablaremos de los lugares que no te puedes perder en Oaxaca. Con esta ruta a pie, podrás pasear por las calles más bonitas del centro histórico.
Además, no te puedes perder los mercados de Oaxaca… y, por supuesto, compartimos nuestras recomendaciones gastronómicas en una de las ciudades donde mejor se come de México, ya sea en restaurante elegante o en plan callejero.
Templo de Santo Domingo de Guzmán
El Templo de Santo Domingo de Guzmán es la iglesia más hermosa e importante de Oaxaca, y uno de los símbolos de la ciudad.
Además, el antiguo convento aloja ahora el Museo de las Culturas, el más interesante de Oaxaca, y el Jardín Etnobotánico.
La construcción del convento de Santo Domingo de Guzmán comenzó a mediados el s. XVI, pero al inicio las obras fueron lentas, y se completó en 1666. Se encuentra en una amplia y bonita plaza con plantas de agave y palmeras donde se realizan eventos públicos.
A partir de 1724, se le añadió la Capilla del Rosario, con su cúpula roja, a la derecha de la fachada principal.
Su exterior del primer barroco es macizo, casi como un castillo. Destaca su ornamentación de relieves y las dos cúpulas de azulejos que coronan las torres de 35 metros.
Las estatuas de la fachada principal representan a Santo Domingo y San Hipólito sosteniendo un templo, del que emerge el Espíritu Santo. En los laterales, otros santos dominicos.
No te puedes perder el interior de la iglesia (entrada gratuita, abierto todos los días), uno de los más hermosos del barroco mexicano.
En el techo del vestíbulo de entrada al templo verás el impresionante relieve estucado y dorado que representa el árbol genealógico de Santo Domingo de Guzmán (arriba).
Tras él, se abre una nave elevada con una riquísima decoración barroca de estucos dorados y medallones con frescos que representan escenas bíblicas.
Museo de las Culturas
El edificio del antiguo convento de Santo Domingo alberga ahora el Museo de las Culturas, seguramente el más interesante de Oaxaca.
Visitar el claustro de este monasterio del s. XVII ya merecería la pena por sí solo, pero el museo alberga una interesantísima colección de objetos y arte prehispánico de la región de Oaxaca.
El plato fuerte del museo es el tesoro de la tumba 7 de Monte Albán. Fue descubierto en 1932 y se compone de más de 500 piezas de oro y piedras que se encontraban en el pasillo de la tumba de un alto dignatario. Es el tesoro más importante encontrado en América, algo así como la tumba de Tutankhamon de México.
Jardín Etnobotánico
Lo que era el patio del convento de Santo Domingo es ahora el Jardín Etnobotánico de Oaxaca.
En él crecen diversas especies de plantas de las siete regiones del Estado de Oaxaca, cada una con su clima y su flora características.
Andador Turístico y Calle 5 de Mayo
Desde el Templo de Santo Domingo, las calles Macedonio Alcalá y 5 de Mayo llevan al Zócalo, la plaza mayor de Oaxaca.
La sección central de la calle Macedonio Alcalá está peatonalizada y se denomina Andador Turístico. En ella, hay elegantes palacios barrocos y tiendas de artesanía, además del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
Es probablemente la calle con la arquitectura más monumental de Oaxaca (sin contar los grandes monumentos de la ciudad), pero no es el mejor lugar para sentir el ambiente de la ciudad, ni para comer o tomar algo.
Paralela al Andador Turístico – calle Macedonio Alcalá, discurre la calle 5 de Mayo, que ofrece un interesante contraste. 5 de Mayo es una calle más de pequeñas casas de colores de cuidado aspecto colonial, que de grandes palacios.
Suele estar bastante animada (y con una fila de coches rumbo al Sur) y también podrás encontrar tiendas y talleres de artesanía. Uno de los más famosos es el Maro-Mujeres Artesanas de Oaxaca.
Teatro Macedonio Alcalá
Continuando por la calle 5 de Mayo, en el cruce con Avenida Independencia, se llega al Teatro Macedonio Alcalá.
Inaugurado en 1909 en estilo modernista francés, se trata de uno de los teatros más importantes de México y es ya un símbolo de Oaxaca. ¡En su momento, llegó a albergar combates de boxeo!
Catedral de Oaxaca
Ahora, gira a la derecha y toma la Avenida Independencia desde el teatro. A dos cuadras encontrarás la Catedral y la Alameda de León, una pequeña plaza arbolada. Enfrente, el Museo de los Pintores Oaxaqueños (MUPO). La Alameda y la Catedral dan directamente al Zócalo oaxaqueño.
La Catedral de Oaxaca comenzó a construirse en 1535 y tardó casi 200 años en completarse. De hecho, no se consagró hasta 1640.
La Catedral está construida en la típica piedra verde de Oaxaca, y como muchos otros edificios de la ciudad, es robusta y no muy alta, para hacerla resistente a los terremotos.
La fachada es de un barroco elegante, pero bastante sobrio, con relieves y estatuas.
La visita al interior es gratuita. Ya que estás, entra, pero tampoco te pierdes mucho si no puedes hacerlo.
De las grandes iglesias de Oaxaca, la Catedral es paradójicamente la que menos llama la atención, sobre todo en el interior.
Zócalo
Si bien Oaxaca es la ciudad más ordenada, coherente y limpia que visitamos en México, su Zócalo es todo lo contrario. Parece que ya tienen suficientes espacios y monumentos hermosos en la ciudad como para cuidar demasiado el aspecto de su Zócalo.
Ahora bien, el Zócalo es un lugar siempre muy concurrido y animado, con multitud de comercios.
El lado Norte de la plaza está ocupado por una fachada lateral de la Catedral. A los lados de esta, hay edificios con soportales, bonitos pero que no llegan a dar una verdadera visión de conjunto propia de la plaza principal de una ciudad como Oaxaca.
En el Zócalo de Oaxaca se palpa además el ambiente reivindicativo de la ciudad y su región. Cuando lo visitamos, delante del Palacio de Gobierno del Estado de Oaxaca, que cierra el lado Sur de la plaza, había una acampada con enormes pancartas pidiendo justicia para unas personas asesinadas o desaparecidas.
Muy cerca de la esquina suroccidental del Zócalo se encuentra el Templo de la Compañía de Jesús, con una mezcla curiosa de plateresco y barroco y cúpulas pintadas de rojo.
Del Zócalo hacia el Sur la ciudad se transforma completamente. La Oaxaca ordenada y señorial, de postal, da paso a una ciudad bulliciosa y comercial. Aquí se concentran los principales mercados de la capital oaxaqueña, además de mucho comercio callejero. ¡Una experiencia diferente que tampoco te puedes perder!
Basílica de Nuestra Señora de la Soledad
Antes de adentrarnos en los interesantísimos mercados de Oaxaca, finalizamos la visita histórica de la ciudad con la Basílica de Nuestra Señora de la Soledad, en la Plaza de la Danza.
La Basílica de la Soledad de Oaxaca se construyó, junto con un convento anejo, a finales del s. XVII. Su fachada barroca con columnas y estatuas de santos es especialmente hermosa.
Merece la pena visitar su interior (entrada gratuita), con pinturas y típica decoración barroca con estucos recubiertos de oro.
La Basílica de la Soledad se encuentra en la Plaza de la Danza, donde hay bancos, mesas y puestos de comida.
Enfrente de la Basílica de la Soledad, se encuentro otro bello edificio barroco, el ex Convento de San José, actualmente Escuela de Bellas Artes de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca.
Ya en el s. XVI se construyó el primer convento en este lugar, pero después de sufrir graves daños en dos terremotos, se reconstruyó por completo hacia 1730. Pasó a ser entonces un convento de monjas capuchinas, que funcionó hasta la desamortización de las Leyes de Reforma.
Mercados de Oaxaca
Como decíamos, Oaxaca tiene varias caras interesantes. Después de admirar su maravillosa arquitectura colonial y sus calles más elegantes, hay que conocer el bullicio de sus mercados, donde podrás encontrar multitud de productos, y en particular artesanías, sombreros y alimentos.
Por todas partes, sobre todo cerca de la entrada a los mercados, verás una exquisitez muy típica de Oaxaca, que a muchos europeos causa repulsión: los chapulines (saltamontes), que se comen como pipas. ¡Aquí los venden en tres tamaños diferentes!
Mercado Benito Juárez
Comenzamos por el Mercado Benito Juárez, a tan solo dos cuadras del Zócalo. Se trata del mercado más grande del centro histórico de Oaxaca, y el más generalista.
En el Mercado Benito Juárez podrás encontrar multitud de productos de moda, bolsos y sombreros de buena calidad y precio, artesanías, flores… y también chiles, especias y otros alimentos. Hay algunos puestos de comida, pero fundamentalmente orientados a los trabajadores del mercado.
El Mercado Benito Juárez ocupa una manzana entera. Puedes entrar por la calle Flores Magón, que sale del Zócalo hacia el Sur, o por la calle 20 de Noviembre, paralela a esta y principal.
Mercado 20 de Noviembre
Saliendo del Mercado Benito Juárez por la calle 20 de Noviembre, en la siguiente cuadra encontrarás el Mercado 20 de Noviembre.
Este es un mercado fundamentalmente de comida. Puedes comprar pan, mezcal, verduras, chocolate y moles preparados. Pero sobre todo, puedes comer unas ricas tlayudas y otras especialidades oaxaqueñas de forma rápida y a bajo precio en un ambiente sencillo.
En el puesto de María Alejandra preparan unas de las tlayudas más reconocidas de Oaxaca. Un clásico que no puedes dejar de probar. Luego te contamos más sobre las tlayudas y el resto de la gastronomía oaxaqueña.
Mercado de Artesanías
A dos cuadras del Mercado 20 de Noviembre se encuentra el Mercado de Artesanías. Si eres madrugador, ten en cuenta que abre más tarde que los demás mercados, concretamente a las 12.
Como puedes imaginar, en este mercado se venden únicamente productos artesanalas fabricados en la zona de Oaxaca: camisetas, huipiles, bolsos… y alfombras de buena calidad y a mejor precio que en Teotitlán del Valle (pueblo famoso por su producción de alfombras, típico del recorrido turístico de Oaxaca a Mitla).
Barrio de Jalatlaco
Al Este del centro histórico de Oaxaca se encuentra el Barrio de Jalatlaco. Las pintorescas calles estrechas y empedradas de Jalatlaco, alrededor de su iglesia barroca, nos dan la impresión de estar en el barrio más bohemio de Oaxaca.
Pero además, últimamente Jalatlaco se ha hecho muy célebre por su arte urbano. Caminando por sus calles verás numerosos murales, con muchas referencias a la muerte (como es de esperar en México), e incluso poesía clásica náhuatl, como los versos de Nezahualcóyotl, rey poeta de Texcoco (arriba).
Jalatlaco es un buen lugar también para disfrutar de cantinas y mezcalerías con terrazas, alejadas del bullicio del centro.
Arquitos de Xochimilco
Al Norte del centro histórico se encuentra el barrio de Xochimilco. Es otra zona curiosa para pasear, con pequeñas casas de colores.
En la calle García se encuentran los Arquitos de Xochimilco, lo que queda de un acueducto del s. XVIII que abastecía a la ciudad de Oaxaca hasta la década de 1940.
Dónde comer en Oaxaca
Oaxaca es uno de los mejores destinos gastronómicos de todo México, si no el mejor. Desde su comida callejera y sus tlayudas hasta los restaurantes más elegantes, Oaxaca es una ciudad para disfrutar muchísimo comiendo.
Comida callejera y tlayudas
Las tlayudas son la comida callejera por excelencia de Oaxaca, y protagonistas de uno de los capítulos de la serie Street Food Latinoamérica de Netflix.
La base de la tlayuda es una tortilla de maíz, muy fina y más flexible y correosa, y bien tostada sobre el comal. Las tlayudas son las tortillas más grandes de México, de unos 30 centímetros o más. Se puede servir doblada (lo que es más habitual) o abierta, parecida a una pizza.
La tortilla se unta con asiento de cerdo y después se le añade queso Oaxaca (también conocido como quesillo), lechuga y una salsa un poco picante. Tradicionalmente se sirve con tasajo o cecina de res (carne seca ahumada), aunque a nosotros personalmente nos gusta más con costilla de cerdo o chorizo.
Comimos varias tlayudas, y os podemos decir que nuestra favorita fue la de Tlayudas El Negro, y eso que la pedimos a domicilio. También probamos una de las más famosas de Oaxaca, la de María Alejandra en el Mercado 20 de Noviembre, abierta y también muy recomendable.
Las tlayudas son muy grandes que lo mejor es pedir solo una. Si te queda un poco de hueco y estás por el centro, puedes probar unos tacos de lechón en El Lechoncito de Oro. Recomendamos los de chicharrón (panceta con la piel bien crujiente) más que los de pierna.
Insectos
Oaxaca es también conocida por el gusto por los insectos: chapulines, hormigas chicatanas y gusanos de maguey son los más comunes. Si no te hace mucha garcia la entomofagia… en serio, ¡supera la impresión inicial y dales una oportunidad! Son suaves y crujientes.
¡En Casa Oaxaca ofrecen una tostada de insectos con los tres clásicos para comenzar!
Si de verdad no puedes con la idea de comer insectos… ¡no puedes dejar de probarlos en salsas! En serio, es muy sorprendente el toque especial que le dan a las salsas con base de chiles y tomates. Nuestra favorita fue la salsa chicatana (de chile ancho y hormigas chicatanas), fantástica con los elotes (mazorcas de maíz).
Recomendaciones de restaurantes en Oaxaca
Pero en Oaxaca, como en todo México, no solo hay que probar las tlayudas, tacos y demás propuestas callejeras. Hay exquisitos guisos y preparaciones más series.
Son famosos en todo México los siete moles del Estado de Oaxaca: negro, amarillo, coloradito, verde, chichilo, rojo y estofado… ¡Así que hay que probar alguno!
Os recomendamos dos restaurantes para probar la deliciosa comida oaxaqueña: moles, platos a base de insectos y especialidades a base de tortillas cocinadas en comal.
Las Quince Letras (calle Mariano Abasolo esquina Av. Benito Juárez, en el centro histórico) es un restaurante con una excelente relación calidad-precio: con menos pretensiones que los restaurantes más conocidos de Oaxaca, en Las Quince Letras puedes probar auténtica y deliciosa cocina oaxaqueña por unos 350-400 pesos por persona (15-17 €).
Trabajan recetas de las siete regiones de Oaxaca. En su carta hay seis tipos de moles (incluyendo algunos de los clásicos), pero como fuimos para cenar, queríamos algo más ligero.
Quizás fue un error, porque los moles tienen una pinta espectacular, pero nos encantaron sus chiles rellenos de hongos y elote que llaman Suspiros de Oaxaca y sus molotes de plátano…
Pero lo más espectacular fueron las garnachas istmeñas del comal (especialidad del sureste del Estado de Oaxaca de tortilla de maíz con carne de res, cebolla morada, queso cotija y una deliciosa salsa).
Casa Oaxaca es uno de los restaurantes más famosos de la ciudad, así que si pretendes ir, reserva (sobre todo por las noches). Está enfrente del Templo de Santo Domingo de Guzmán (calle Constitución) y tiene una muy agradable terraza en la azotea.
Si tienes un presupuesto ajustado, mejor no vayas a Casa Oaxaca. Pagarás fácilmente 700 pesos (30 €) por persona. Ahora bien, la experiencia gastronómica merece mucho la pena. Para los amantes del mezcal, tienen una extensísima carta… aunque si le das mucho te subirá bastante la cuenta (como en todo México).
Al llegar, nos prepararon una salsa en molcajete (gran mortero de piedra volcánica) a base de tomates, miltomates, varios chiles suaves, chapulines y mezcal. Una rica salsa para degustar con tortillas de maíz azul mientras llega la comida.
Cómo no probar su tostada de insectos. Especialidad de la casa, con chapulines, hormigas chicatanas y gusanos de maguey, con un poco de guacamole y salsas para acompañar y darle una hermosa presentación. También estaban deliciosas las gorditas (tortillas más gruesas que los tacos normales) de costilla de cerdo adobada.
Y como plato fuerte, como no podría ser de otra manera, el clásico mole negro de guajolote (pavo) que uno debe probar en Oaxaca. El mole negro es el más complejo de los sietes moles clásicos de Oaxaca: tarda más de un día en prepararse y tiene más de 30 ingredientes, incluyendo chocolate, varios tipos de chiles, frutas y frutos secos.
Clases de cocina en Oaxaca
Si la cocina mexicana es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y Oaxaca es famosa en México por su cocina, pensamos que sería muy buena idea tomar una clase de cocina en Oaxaca.
Puedes encontrar muchas opciones por internet, pero lo malo es que es mucho más fácil encontrar una clase en inglés que en castellano (al final, se orientan mucho al turista estadounidense).
Nosotros nos decantamos por la clase de Casa Crespo, uno de los restaurantes clásicos de Oaxaca. Puedes contratarla en este enlace.
Primero nos llevaron al mercado y luego cocinas en un grupo de unas 10 personas: tortillas (con la masa ya preparada), tamales, una sopa, un mole verde y otro caparrado.
La verdad es que lo pasas bien, pero nos pareció algo decepcionante. Al final, cocinas tantas cosas en tan poco tiempo que no da tiempo a explicar casi nada ni a asimilarlo. Además, los moles que escogió probablemente eran de elaboración rápida, pero no eran los más ricos.
En definitiva, es una actividad recomendable para pasar un buen rato, si tienes tiempo suficiente para visitar la ciudad y alrededores, pero no tengas expectativas muy altas.
Alrededores de Oaxaca
Hay que reservarse al menos un día en Oaxaca para visitar sus alrededores. Nosotros alquilamos un coche para una ruta completa para visitar en un día las zonas arqueológicas Monte Albán y Mitla, ver el árbol del Tule y probar el Caldo de Piedra y terminar en Arrazola, el pueblo de los alebrijes.
Si no tienes la posibilidad de hacer esta excursión completa, hay algo que verdaderamente no te puedes perder: Monte Albán. Si no puedes alquilar coche, no te preocupes, Monte Albán está a unos 5 km de Oaxaca y hay autobuses que te llevan desde el centro de la ciudad.
Monte Albán es una de las zonas arqueológicas más importantes de México, y razón suficiente para acercarse a Oaxaca. Sus construcciones no son muy altas para una mejor protección antisísmica, pero el conjunto es una verdadera maravilla de arquitectura zapoteca donde se nota también la influencia de Teotihuacán.
Los primeros edificios de Monte Albán se remontan al s. VII a.C., pero su época de mayor esplendor comenzó en el s. IV d.C., y de esta época llamada Monte Albán III datan la mayoría de las estructuras que vemos hoy.
En Monte Albán comenzamos nuestra excursión, y así debía ser, puesto que había un máximo aforo diario a causa de la COVID-19 y no convenía llegar tarde. De hecho, por estas medidas, tardamos unos 30 minutos en poder acceder al recinto con el coche.
Pasamos unas 3 horas en Monte Albán, recorriendo las imponentes estructuras, sobre todo las de su armonioso centro ceremonial, que incluye los famosos relieves de Los Danzantes y el Observatorio.
¡Pronto publicaremos otro artículo donde os contaremos mucho más sobre Monte Albán!
Al salir de Monte Albán, nos fuimos directamente a Mitla, sin tiempo que perder, pues cerraban a las 15h y también tenían aforo máximo diario. Algo muy sorprendente es que antes de entrar en la zona arqueológica hay una “zona de desinfección”, donde te hacen bajarte del coche para rociarte a ti y al vehículo con una solución desinfectante.
La zona arqueológica de Mitla no es tan grande ni impresionante como la de Monte Albán, pero es una visita muy recomendable. En Mitla descubrirás un estilo muy particular de decoración de fachadas: xicalcoliuhqui (similares a las grecas) realizadas a partir de mosaicos de pequeñas teselas.
El apogeo de Mitla comenzó en el s. VIII, probablemente vinculado a la decadencia de Monte Albán. Pero este estilo tan característico data de la última época anterior a la conquista española (desde el s. XIII), y se ha relacionado con la superposición del estilo de una aristocracia de origen mixteca al de la población indígena zapoteca.
La ruta clásica continuaba hasta Hierve el Agua, un impresionante conjunto de formaciones rocosas que semejan cascadas petrificadas que dominan unas piscinas naturales.
Sin embargo, por el deterioro de esta maravilla natural por el exceso de visitantes, las autoridades han decidido cerrar permanentemente Hierve el Agua al público.
Así que desde Mitla volvimos dirección Oaxaca. Primero paramos en Teotitlán del Valle, pueblo famoso por su producción de alfombras de calidad, aunque la verdad es que en Oaxaca puedes encontrarlas más baratas.
Ya muy cerca de la ciudad de Oaxaca se encuentra el pueblo de Santa María del Tule, famoso por el árbol del Tule, un gigante tule (especie de ciprés) de más de 1200 años (los más optimistas le dan hasta 3000).
Mide 42 m de altura y 58 m de circumferencia y ha sido de testigo del auge y caída de unos cuantos reinos e imperios.
Siguiendo por la carretera se encuentra el restaurante Caldo de Piedra (en Tlalixtac de Cabrera, pero literamente al lado derecho de la carretera). Dicen que es el único lugar en el que puedes probar el auténtico caldo de piedra, una antigua receta chinanteca.
Se trata de un caldo de pescado, al que se le pueden añadir gambas, además de verdura y un jalapeño para aromatizar y que se cocina de una forma muy singular: se colocan los ingredientes en un cuenco y se introducen dos o tres piedras al rojo vivo.
Es muy rápido: ¡está listo en menos de cinco minutos!
Para la gente a la que no le gusta el caldo de pescado, hay tlayudas, empanadas de mole amarillo y otras especialidades del comal bastante ricas.
Terminamos la excursión en Arrazola, el pueblo de los alebrijes, que se encuentra al otro lado de Oaxaca (al Oeste, como Monte Albán).
Los alebrijes de Oaxaca son figuras de madera de copal que representan animales fantásticos, pintadas con colores vivos. Su fabricación es totalmente artesanal. El inventor de los alebrijes fue Pedro Linares López, cartonero de la Ciudad de México. Según decía, representaban animales fantásticos que había visto mientras estaba en coma.
Al contrario de lo que se pueda imaginar, pocos turistas se acercan hasta Arrazola, y no se suele incluir en las excursiones organizadas. La carretera para llegar al pueblo desde la vía principal es bastante deficiente, con muchos baches.
Pero así el trato con los artesanos es muy cercano (algunas de las tiendas son también taller) y te llevas una artesanía muy original a casa contribuyendo a la economía local y a los que fabrican, sin intermediarios.
Y aquí termina nuestro viaje por Oaxaca. Desde allí volamos a Cancún, para alquilar un coche y recorrer la península del Yucatán.
Pronto os contaremos todo lo que descubrimos sobre las impresionantes ciudades antiguas mayas y su cultura, los cenotes, la cochinita pibil y otras deliciosas recetas yucatecas… y la famosa (y decepcionante) Riviera Maya.
Excelentes fotos excelente explicación 👏👏👏👏👏👏👏👏👏
Muchísimas gracias, Francisca. Me alegro de que te haya gustado Oaxaca 🙂
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