Penetrar las puertas de la ciudadela de Carcasona (Carcassonne) es como viajar a la Edad Media – o al menos visitar su parte más encantadora. A algunos les parecerá un cuento de guerreros hidalgos y damas, a otros un decorado de Juego de Tronos… Por eso sigue siendo uno de los lugares más visitados de Francia, y algo que no te puedes perder.
En realidad, para poder admirar esta maravilla hoy, le debemos mucho a Eugène Viollet-le-Duc, un arquitecto francés del s. XIX que se dedicó a estudiar y restaurar muchos edificios medievales en Francia que habían sido destruidos o abandonados durante años (incluyendo Notre-Dame de París), y que el Romanticismo puso de moda.
La ciudadela de Carcasona fue fundada por los Visigodos, pero ya había allí una fortaleza galorromana. Algunas de las murallas y torres de esta época aún se conservan, ya que fueron integradas en las construcciones medievales.
La ciudadela de Carcasona se encuentra en un lugar geográficamente estratégico, pero su importancia aumentó aún más cuando en 1258 esta zona se convirtió en la frontera entre el Reino de Francia y la Corona de Aragón.
Las murallas se fortalecieron y la ciudad en su interior se embelleció con nuevas construcciones, especialmente su hermosa catedral y su imponente castillo. Así, se convirtió en una de las ciudadelas más importantes de Europa, con uno de los sistemas defensivos más impenetrables de la época.
En 1659, el Tratado de los Pirineos que puso fin a la Guerra de los Treinta Años entre Francia y España, cedió a Francia el Rosellón y la Cerdaña, por lo que Carcasona dejó de ser ciudad fronteriza. Desde este momento, la importancia de la ciudadela decayó. La Bastida, o ciudad baja, prosperó como centro textil, pero su maravillosa ciudadela fue abandonada poco a poco.
Visitar Carcasona
La ciudad de Carcasona tiene dos zonas diferenciadas: la ciudadela (Cité de Carcassonne) y la Bastida o ciudad baja (Bastide Saint-Louis). Ambas están separadas por el río Aude.
La ciudadela es la razón por la que debes ir a Carcasona. Sus calles te invitarán a perderte por ellas y descubrir todas sus esquinas. La Bastida es interesante y añade contexto a la visita, pero no te preocupes si no tienes tiempo para visitarla.
Cómo llegar a Carcasona
Carcasona se encuentra a 95 km de Toulouse y a 60 km de Narbona (en la costa mediterránea), por lo que es una ciudad ideal para pasar un día en cualquier viaje por el sureste de Francia.
Si viajas en coche, la autopista A61 pasa por Carcasona. Se tarda alrededor de 1 hora desde Toulouse y el peaje cuesta 8,50 €.
Si estás viajando en transporte público, puedes llegar fácilmente en tren. Hay trenes desde Toulouse cada hora y tarda entre 42 min y 1 h. Los precios varían, pero suelen estar entre 10 y 15 €. Sigue este enlace para encontrar los horarios y precios.
Para llegar a la ciudadadela, una vez hayas salido de la autopista, sigue las señales de Cité Mediévale. Hay muchos aparcamientos públicos cerca de la ciudadela. Espera pagar alrededor de 10 € por dejar el coche durante tu visita a la ciudad amurallada.
Si has llegado en tren, el autobús 4 te lleva desde la estación directamente a la ciudadela en 7 minutos.
Para llegar a la Bastida, sigue Bastide Saint-Louis o centre ville. Para entrar en la Bastida desde la estación de tren, simplemente debes cruzar el puente sobre el Canal du Midi y llegarás a su entrada Norte.
Qué ver en la Cité de Carcassonne
La Cité de Carcassonne es única porque es una ciudadela medieval completa, con una doble muralla en perfecto estado y todo lo que te esperarías encontrar en la Edad Media.
Cuando entres en ella, querrás explorar sus plazas, callejuelas y esquinas. Pero además hay una serie de monumentos singulares que no te puedes perder cuando vayas a Carcasona.
¡Te proponemos una ruta para que no pierdas nada en visita a la Cité de Carcassonne!
Puertas de la ciudadela
Hay cuatro puertas de entrada a la ciudadela:
Porte Narbonnaise (Puerta de Narbona) era la entrada principal a la ciudadela y fue construida en torno a 1280. Si aparcas en el Parking Cité, el más cercado a la Cité, entrarás por ella.
Porte d’Aude está al otro lado, en la zona más cerca al río Aude y a La Bastida. Esta es una puerta mucho más simple que se abre después de un camino empinado desde la ciudad baja. Desde abajo hay una bella vista panorámica de la Cité de Carcassonne.
Porte de Saint-Nazaire se encuentra frente a la basílica del mismo nombre.
Porte de Rodez es la más austera de las cuatro. Se encuentra entre dos torres en la parte Norte de la Cité.
Basílica de Saint-Nazaire
La Basílica de Saint-Nazaire es, para muchos, la joya más preciosa de Carcasona. Se construyó como Catedral de Carcasona, y mantuvo este estatus hasta que en 1803, la iglesia de Saint-Michel en la Bastide fue convertida en Catedral, certificando la nueva primacía de la ciudad baja sobre la ciudadela.
Saint-Nazaire se construyó sobre una antigua basílica carolingia. Las obras comenzaron en el s. XII, en pleno Románico, como ejemplifica el pórtico de entrada.
La iglesia sufrió grandes daños durante el sitio de Carcasona en 1209. Fue entonces reconstruida y ampliada en el nuevo estilo Gótico radiante (rayonnant) que se estaba desarrollando en el Norte de Francia y después se extendió por toda Europa Occidental.
La basílica fue reconstruida por Viollet-le-Duc a mediados del s. XIX. Sobre todo, tuvo que trabajar con el exterior. Añadió nuevas decoraciones como, por ejemplo, esas fantásticas gárgolas como las de la fotografía de debajo.
El interior, sin embargo, se ha conservado en su práctica totalidad como en la época medieval.
No tengas prisa para admirar sus vidrieras, de los s. XIII y XIV, de las más bellas de Francia. La mayoría de ellas representan la vida de Cristo y los apóstoles.
La vidriera del Árbol de la Vida es más original: aunque fuera un tema recurrente en la época, esta es la única representación en vidrio. Se restauró en el s. XIX y algunos paneles no se colocaron correctamente, pero sigue sorprendiendo.
Otra característica interesante son las estatuas de los apóstoles adosadas a las columnas del ábside y el coro, un diseño inspirado en la Sainte-Chapelle de París.
Castillo Condal (Château Comtal)
El Castillo (Château Comtal) es la otra joya de Carcasona. Se construyó inicialmente en el s. XII, pero fue en el s. XIII cuando se amplió, convirtiéndolo en una verdadera fortaleza dentro de la ciudad fortificada. De esa época procede su aspecto actual, junto con la restauración de Viollet-le-Duc.
El castillo está separado del resto de la ciudadela por un puente y se integra en la muralla exterior. Posee 9 torres, 2 de las cuales datan de la época visigoda.
El interior del castillo es muy interesante: tiene varias estancias con frescos medievales y obras de arte. La entrada para visitar el interior del castillo cuesta 17 € e incluye una sección de la muralla (cuya visita cuesta 9,50 €).
Murallas de la Cité de Carcassonne
La Cité de Carcassonne está protegida por una doble muralla en todo su perímetro (solo interrumpida por el castillo). Entre ambas, se encuentra un foso seco. No te imagines unos cocodrilos aquí porque nunca hubo agua.
Aunque la mayor parte de la muralla es medieval, se conservan muchas secciones de los primitivos muros galorromanos, incluyendo 17 torres. Muchos de estos han sido renovados y reconstruidos a lo largo de los siglos, pero sus características originales son totalmente reconocibles.
Durante la reconstrucción, Viollet-le-Duc eliminó las estructuras que habían sido añadidas a las murallas medievales en siglos posteriores, devolviéndole al conjunto su aspecto original.
Además, reconstruyó los tejados de las torres, que habían desaparecido hacía tiempo. Esta fue la parte más criticada de su trabajo, ya que construyó tejados puntiagudos de pizarra, un material que no estaba disponible en la zona, quedando un diseño más típico del Norte de Francia, probablemente influido por sus trabajos en Amiens.
Puedes pasear por el foso, entrando desde la Porte Narbonnaise, pero la forma más interesante de visitar la muralla es caminar sobre ellas. Para ello, comprar una entrada en la taquilla del castillo.
Hay dos opciones para visitar la muralla. Ambas tienen el mismo precio: 9,50 €.
A: La muralla medieval occidental. Esta sección incluye las icónicas torres reconstruidas por Viollet-le-Duc. Es probablemente la zona más espectacular y además te regala una magnífica vista de la ex-Catedral al final de la visita.
B: La muralla galorromana septentrional. Esta visita incluye las partes más antiguas de la muralla interior (¡construidas hace 1000 años!), y termina en la Puerta de Narbona.
Nosotros nos decantamos por la opción A, como podéis ver en las fotos. Si habéis estado en Carcasona, escribe un comentario en este artículo contándonos qué partes de la muralla habéis visitado y qué fue lo que más os gustó.
La ciudad baja (La Bastide Saint-Louis)
La Bastide Saint-Louis, o la ciudad baja, es ahora el verdadero centro de la ciudad de Carcasona. Se fundó en 1240, enfrente de la ciudadela, cruzando el río Aude. Se planificó como un damero en forma hexagonal, rodeado de murallas (de las cuales solo quedan unos pocos restos).
Durante siglos, Carcasona fue una ciudad bicéfala, con una cierta rivalidad entre ambas zonas. La Bastide se convirtió en su principal centro económico, especialmente cuando la importancia estratégica de la ciudad decayó.
La Bastide no es nada turística, pero es donde los autóctonos hacen su vida. No es impresionante, pero sus calles mayoritariamente peatonales te brindan un paseo agradable. Si tienes tiempo, merece la pena darte una vuelta para obtener una visión completa de la historia de la ciudad.
- Pont Vieux
- Square Gambetta
- Place Carnot
- Catedral de Carcasona
- Portail des Jacobins
- Casa del “Embajador”
- Hôtel de Rolland
En Square Gambetta hay un aparcamiento subterráneo bastante útil para comenzar la visita de la Bastide.
Primero, puedes ir al Pont Vieux, donde puedes disfrutar de una increíble panorámica de la Cité de Carcassonne.
De vuelta en La Bastide, desde Square Gambetta toma rue Verdun. Es una de las arterias principales que te lleva a Place Carnot, el verdadero centro de La Bastide. Es una plaza peatonal con una fuente de Neptuno donde se celebran los mercados de la ciudad.
Después, camina hacia la Catedral de Carcasona, uno de los monumentos más importantes de La Bastide. Esta iglesia fue construida en el s. XIII en estilo Gótico francés meridional. En 1803, la sede episcopal se transfirió aquí desde Saint-Nazaire en la Cité, promocionándola a catedral.
La iglesia fue entonces renovada para prepararla para su nueva función, pero un incendio paró las obras. Al reanudarse, se le encomendó el trabajo a Viollet-le-Duc: este fue su primer gran trabajo en Carcasona.
Sigue caminando por detrás de la Catedral para llegar al Portail des Jacobins, una de las puertas de La Bastide.
Por último, puedes caminar por rue Aimé Raimond. Esta calle tiene alguna de la arquitectura más interesante de La Bastide: la modernista Casa del “Embajador” y el barroco Hôtel de Rolland, que alberga el Ayuntamiento de Carcasona. Rue Aimé Raimond te lleva de vuelta a Square Gambetta.
Con este corto paseo, puedes hacerte una buena idea de lo que es La Bastide, una ciudad totalmente diferente a la Cité.
Si estás planificando un viaje por el Sur de Francia, es posible que estés pensando en visitar Toulouse: es la ciudad más grande de la zona, con un ambiente muy animado y un patrimonio muy interesante. ¡Pincha aquí para leer nuestra guía de Toulouse!