Verano de 2020, la pandemia nos estaba dando un respiro, pero aun así era difícil planificar un viaje. ¿Nos dejarían salir de Madrid? ¿Entrar en otro país sin problemas?
Así que esperamos hasta el último momento para decidir nuestro destino y planificar nuestro viaje. Sin vuelos, un sitio al que pudiéramos llegar en coche.
¿Qué tal el Sur de Francia, de Toulouse a Burdeos? Estaba cerca y no habíamos ido nunca. Francia no ponía restricciones de viaje, así que todo encajaba.
Este viaje sigue una parte importante del Camino de Santiago en Francia, así que está lleno de patrimonio medieval ligado a este e incluido en el Sitio Patrimonio Mundial UNESCO “Rutas Santiago de Compostela en Francia“.
En suma, un viaje lleno de historia, animadas ciudades, buena comida y vino. Suena bien, ¿no? ¡Pues vamos allá!
Prólogo: Donostia-San Sebastián
Salimos un viernes por la tarde para aprovechar al máximo nuestros días de vacaciones. Hicimos noche en San Sebastián, que está a 20 km de la frontera francesa y a un poco más de mitad de camino
Madrid – San Sebastián: 450 km, 4h30.
Alojamiento: 1 nocheen Central Roomss, un hostal muy mono en una localización inmejorable: en uno de los balcones numerados de la Plaza de la Constitución, la plaza mayor de la Parte Vieja de San Sebastián. Muy recomendable porque además son muy amables y el precio es bueno.
La razón por la que paramos en San Sebastián no es solo porque nos pillaba de camino, ¡sino porque nos encanta la ciudad! Su elegancia, la increíble Bahía de la Concha… ¡y su cocina!
Cualquiera al que le guste comer tiene que visitar San Sebastián, es una capital gastronómica mundial. La ciudad con más densidad de estrellas Michelin del mundo… pero no hay que gastarse tanto para comer de maravilla aquí, ni mucho menos.
Hay fantásticos restaurantes a la carta o con menú, pero cuando vamos a San Sebastián, nosotros comemos exclusivamente de pintxos, porque es lo que más nos gusta.
Por eso le hemos dedicado un artículo a los pintxos, con una lista de nuestros favoritos en la Parte Vieja de San Sebastián. ¡Sigue este enlace para leerla!
Al día siguiente por la mañana, paseamos por San Sebastián – ¡su Playa de la Concha es sin duda una de las más bonitas de Europa!
Después de comer más pintxos, cogimos el coche y nos fuimos a Francia. Ya habían dado las 4 y nos quedaban 350 km para llegar a Toulouse.
Eso sí, cuando vayas a Francia, ¡nunca olvides llenar tu depósito antes de cruzar la frontera!
1ª etapa: Toulouse
San Sebastián – Toulouse: 350 km por autopista (peajes: 23.30 €), 3h30.
Alojamiento: 4 noches en Citadines Wilson Toulouse. Muy buena localización al lado del Mercado de Victor Hugo, algo decepcionante por lo demás. Los apartamentos no son tan cómodos, lo cual es curioso ya que el sitio está pensado para estancias largas.
Llegamos a Toulouse después de las 9 de la noche, así que dejamos nuestras cosas en el apartamento y salimos a cenar. Como era tarde, nos quedamos cerca de nuestro apartamento, y tomamos una de las mejores cenas de nuestro viaje.
Durante nuestra estancia en Toulouse, encontramos otros buenos sitios para comer buena cocina autóctona, también gracias a recomendaciones locales. ¡Pincha aquí para descubrir nuestra experiencia gastronómica en Toulouse!
Toulouse es la capital de la región de Occitania. Se la conoce como la ville rose (ciudad rosa), debido al uso masivo del ladrillo en su arquitectura desde la Edad Media. Hoy en día, es además ciudad universitaria y polo de la industria aeroespacial.
La ciudad se encuentra a orillas del Garona y es además el punto de encuentro entre el Canal du Midi y el Canal Latéral de la Garonne, que, juntos, conectan el Océano Atlántico y el Mediterráneo a través del Sur de Francia.
Toulouse es un lugar importante del Camino de Santiago en Francia, y por ello tiene iglesias como la Basílica de Saint-Sernin y hospitales como Hôtel-Dieu Saint-Jacques que tienen una tradición secular de acoger a peregrinos.
Su Catedral, uno de los edificios más extraños del gótico europeo, y el Couvent des Capucins, con su elegante y original interior, completan el patrimonio gótico de Toulouse.
Disfruta de la ribera del Garona en Toulouse, en la zona del Pont Neuf. Puedes hacer una excursión en barco en el río y el precioso Canal de Brienne, que lo conecta a los dos grandes canales que unen los Dos Mares.
Una de las mejores cosas de Toulouse es desde luego se animado ambiente urbano. Hay siempre mucha gente en la calle, disfrutando de la ciudad o sentándose en una de sus muchas terrazas.
Si estás pensando en visitar Toulouse, lee nuestra guía completa de Toulouse siguiendo este enlace.
Si vas a viajar en coche como nosotros, te recomendamos especialmente que leas nuestros consejos sobre cómo aparcar gratis en Toulouse, que te ahorrarán dinero fácilmente.
Un día en Carcasona
Después de 2 días explorando Toulouse, nos fuimos de excursión a Carcasona (Carcassonne). Su ciudadela medieval es tan única que no te la puedes perder, aunque es demasiado turística.
Toulouse – Carcassonne: 95 km, un poco más de 1 h en coche. Peajes: 8,50 €
La ciudad de Carcasona te hará sentirte como en la Edad Media, pero sin ninguna de sus desventajas.
Situada en un lugar estratégico, sus orígenes se remontan a la época galorromana, pero fue en 1258 cuando cobró gran importancia, ya que esta zona se convirtió en la frontera entre el Reino de Francia y la Corona de Aragón.
Cuando la frontera se movió hacia el Sur, la ciudadela entró en un periodo de decadencia en favor de la ciudad baja de Carcasona (La Bastida).
Afortundamente, las cosas medievales se pusieron de moda en el s. XIX y la ciudadela fue salvada y restaurada (y algo reconstruida) por Eugène Viollet-le-Duc.
Entramos en la ciudadela por su puerta principal (Porte Narbonnaise) y paseamos por sus calles y plazas de cuento de hadas. No te puedes perder su ex-catedral gótica (ahora basílica), construida en un estilo más bien septentrional, y para muchos el edificio más bonito de Carcasona.
Después de comer, visitamos el castillo y una parte de la muralla medieval. Antes de volver a Toulouse, nos dimos una vuelta por la Bastida, al otro lado del río.
Si quieres saber más sobre qué ver en la ciudadela de Carcasona y en su ciudad baja, además de otras curiosidades sobre su historia, echa un vistazo a nuestra guía completa:Carcasona, viaje a la Edad Media.
En ruta hacia Burdeos
Después de 4 noches en Toulouse, llegó el momento de viajar a nuestro siguiente destino: Burdeos.
Pero tampoco queríamos ir tan rápido, porque hay dos lugares de camino que bien merecen una visita: Montauban y Moissac. Y cuando decimos de camino, es literal, pues ambos están a menos de 10 km de la autopista A62 Toulouse-Burdeos.
Montauban
Toulouse – Montauban: 55 km por la A62, unos 45 min. Peaje: 2,90 €.
Montauban es otra “ciudad rosa” (han utilizado el mismo tipo de ladrillo que en Toulouse), en el río Aude. El río está precioso a su paso por Montauban, a lo que contribuyen los edificios del barrio de Villebourbon en la orilla
Montauban es una pequeña capital de departamento de unos 60.000 habitantes, tiene un hueco destacado en la historia: fue uno de los principales centros protestantes de France y cuartel general de la rebelión de los hugonotes. De hecho, la ciudad resistió un sitio del ejército francés de Richelieu.
Cuando los protestantes fueron derrotados, se ordenó derribar las fortificaciones de Montauban y se construyó el único gran edificio de piedra de toda la ciudad. ¿Adivináis lo que fue? La Catedral Católica.
Montauban fue además la ciudad donde fue a parar Manuel Azaña, presidente de la II República Española, en el exilio y murió en 1940. Allí está enterrado en el cementerio municipal.
Después de pararnos un bien rato en el puente (Pont Vieux), llegamos a la Place Nationale el corazón de la ciudad. Las calles principales del centro histórico, dispuestas en forma de damero, desembocan en esta plaza porticada, reconstruida después de un gran incendio en el s. XVII.
Montauban se puede ver en un par de horas. También nos quedamos allí para tomar un café y comer.
Si quieres saber más sobre Montauban y qué ver en la ciudad, te invitamos a leer nuestro artículo Qué ver en Montauban, la ciudad que desafió a Richelieu.
Moissac
Si estás en Montauban, no puedes irte sin antes acertarte a la Abadía de Moissac. De hecho, diríamos que es parada obligada en cualquier viaje por la región.
Montauban – Moissac: 30 km por la carretera secundaria D927, 30 min.
Moissac es una pequeña ciudad con una joya arquitectónica: la Abadía de San Pedro(Abbaye Saint-Pierre), y específicamente, su claustro románico. Construido en 1100, aseguran que es el claustro más antiguo de Europa, y desde luego uno de los más bellos de la época.
Como llegamos más tarde de las 5 nos fuimos directamente a la Abadía, sin perdernos por las calles del pueblo. No corras al clasutro, porque su pórtico es también una maravilla.
Luego entramos en el claustro para admirar sus 76 columnas con capiteles tallados, todos ellos diferentes, y simplemente para relajarnos paseando por sus cuatro lados. Es uno de los claustros que conocemos que más nos ha gustado, ¡y el nivel está alto!
Si quieres ver más de este precioso claustro y el resto de la Abadía de Moissac y aprender más sobre su interesante historia, puedes leer nuestro artículo Abadía de Moissac: el claustro románico más bonito de Francia.
Así se nos hicieron las 6:30 y era momento de coger el coche y conducir hasta Burdeos, ¡una ciudad que teníamos muchas ganas de visitar y que no nos decepcionó!
Moissac – Burdeos: 185 km por la A62, unas 2h. Peajes: 13,10 €
2ª etapa: Burdeos
Llegamos a Burdeos poco después de la puesta de sol y nos quedamos maravillados con la vista de los edificios en orilla del Garona de noche.
Alojamiento: nos quedamos 4 noches en este apartamento en Saint-Michel, un barrio histórico multicultural justo al Sur del centro. Lo recomendamos ya que está recientemente reformado, buena relación calidad-precio, propietarios amables y flexibles.
Nos quedamos 3 días en Burdeos, dedicando cada uno a un tema diferente. Si quieres leer directamente nuestro artículo completo sobre Burdeos, ¡haz click aquí!
Nuestro primer día, lo dedicamos a explorar la magnífica arquitectura de la ciudad.
A mediados del s. XVIII se comenzaron a derribar las murallas medievales de Burdeos para sustituirlas por un conjunto arquitectónico barroco clasicista de piedra con tejados de pizarra, ¡tan francés!
Este tipo de arquitectura se suele asociar a París, pero fue en Burdeos donde las ideas de urbanismo de la Ilustración se llevaron a la práctica por primera vez a gran escala.
De hecho, este nuevo Burdeos inspiró a Haussmann para su famoso plan de modernización de París un siglo más tarde.
Por eso, Burdeos, Puerto de la Luna (Port de la Lune), es un sitio Patrimonio Mundial UNESCO. Su nombre hace referencia a la forma en cuarto creciente del Garona a su paso por el centro de Burdeos.
El centro de este maravilloso conjunto es la Place de la Bourse. Fue por ello uno de los primeros lugares a los que fuimos, pero hay que volver al atardecer para disfrutar de la mejor luz.
Para hacer la ribera del Garona aún más increíble, en 2006 se instaló el Miroir d’Eau (Espejo de Agua) adds a fairytale reflection to the scene.
Lo más impresionante de la arquitectura de Burdeos es la coherencia de todo el conjunto. Esto se debe por supuesto al plan de modernización del s. XVIII, pero también a que han utilizado la misma piedra en sus construcciones desde la Edad Media.
Hay mucho más que ver en Burdeos que el Puerto de la Luna. Simplemente perderse en sus calles es una gran idea, pero hay unos cuantos sitios que no te puedes perder. Por eso, te recomendamos nuestra ruta a pie por el centro de Burdeos.
Burdeos no es solo una joya barroca, sino que ya tenía mucha historia antes. Su Catedral gótica de San Andrés (Saint-André) es una de las más importantes del Sur de Francia y parte del sitio Patrimonio Mundial UNESCO Caminos de Santiago de Compostela en Francia.
Más recientemente se construyó el Monumento a los Girondinos – la facción más moderada y regionalista de los revolucionarios franceses – lleno de simbolismo rollo Liberté-Egalité-Fraternité. Este, junto con la cercana estatua de Montesquieu nos recuerdan el prominente papel que jugó Burdeos en la Ilustración y la Revolución Francesa.
Además, hay varios cafés de la Belle Époque que bien merecen una visita – Nos tomamos un café en Grand Bar Castan, que tiene una original decoración exoticista, y otro día fuimos al Café du Levant, un elegante local art déco al lado de la estación de tren.
El centro histórico de Burdeos es una maravilla, pero no os olvidéis de acercaros a Saint-Michel, justo al Sur de la antigua muralla. Allí se encuentra la Flèche Saint-Michel, campanario de la Basílica del mismo nombre y el segundo más alto de Francia. La Basílica es parte del sitio UNESCO Rutas de Santiago de Compostela en Francia.
La plaza en la que se encuentra la basílica y toda la zona tienen además muy bien ambiente para tomar algo por la tarde o cenar.
Media hora antes de la puesta de sol, volvimos al Miroir d’eau para sacar preciosas fotos durante la hora mágica. Nos quedamos después del anochecer para sacar maravillosas fotos de noche con esta de aquí.
Nuestro segundo día en Burdeos lo dedicamos a su tesoro más conocido: el vino.
Por la mañana, fuimos a la Cité du Vin, un museo del vino muy interesante y divertido. Está en un edificio moderno que recuerda vagamente a un decantador en el barrio de Bacalan, al Norte.
Se trata de un verdadero museo global del vino, y podrás aprender sobre muchas regiones vinícolas clásicas fuera de Francia, de Argentina a Georgia y más allá, además de sobre el proceso de elaboración y muchas otras cosas.
Puedes entrenar tu olfato en su “Buffet de los 5 sentidos” antes de subir a la terraza panorámica en el último piso, donde podrás disfrutar de una copa de vino incluida en la entrada al museo.
Podrás elegir entre varios clásicos vinos franceses (Burdeos, Borgoña…), pero también de otras regiones del mundo, mientras disfrutas de la vista del Garona y Burdeos.
Después, nos fuimos a comer a Chartrons, un barrio históricamente relacionado a la producción de vino, hasta que se integró totalmente con el Burdeos urbano. Aquí es donde comienzan las hermosas fachadas planificadas del Port de la Lune y además es un bonito y acogedor barrio famoso por sus tiendas de antigüedades y su ambiente.
Dada nuestra apretada agenda enológica, apenas tuvimos tiempo para comer y poco más. Pero pudimos disfrutar de un delicioso confit de pato en Chez Dupont.
Finalmente, nos fuimos a ver la cosa de verdad: visitar un château. Fuimos a Pape Clément, en Pessac, a las afueras de Burdeos. Esta bodega es la propiedad vinícola más antigua de Burdeos, ya que registró su primera añada en 1306.
Elegimos un buen momento para hacer la visita, ya que vimos las uvas Cabernet Sauvignon casi maduras para la vendimia.
Además, la visita tiene una buena relación calidad-precio, ya que te dan 3 vinos para probar, y no cualquier vino. ¡Aquí te contamos más!
Un día en Arcachón
Finalmente, en nuestro tercer día en Burdeos, desafortunadamente el último de nuestro viaje, decidimos irnos fuera de la ciudad visitar la Bahía de Arcachón (Bassin d’Arcachon). Está a 60 km al suroeste de Burdeos y un destino muy popular para pasar el fin de semana o unas vacaciones en verano.
Nos fuimos al pueblo de Arcachón, paseamos por la playa y visitamos la Ville d’Hiver, un bonito barrio de vacaciones de la alta sociedad del s. XIX.
La Bahía de Arcachón es famosa por su tradición ostricultora, así que nos fuimos a probar unas ostras fresquísimas, ¡del agua al plato!
Bueno, Anida las disfrutó, porque como a Marcos no le gusta el marisco solo pudo comer paté.
Acabamos nuestro día en Arcachón encima de su más famoso monumento natural: La Dune du Pilat. Esta es una gran duna entre el Océano Atlántico y el bosque de las Landas.
La duna es realmente impresionante, y cuando llegas hasta arriba te embelesarán las vistas.
De vuelta en Burdeos, nos preparamos para el viaje de vuelta al día siguiente. Luego nos fuimos a disfrutar de nuestra última cena del viaje en una terraza en el barrio – La Taupinière, en el bulevar frente al Garona, justo bajando de la Basílica de Saint-Michel.
De vuelta a casa... con parada de pintxos en Vitoria
Nos despertamos pronto a la mañana siguiente para tratar de tomar unas fotos de la Place de la Bourse con la luz perfecta del amanecer.
Nos quedamos con las ganas, ya que entonces nos enteramos de que el Miroir d’Eau no se enciente hasta las 10 de la mañana… así que nos fuimos a comprar unos canelés para llevar a casa y tomar un café y un croissant en el Café du Levant antes de salir.
Burdeos – Madrid: 680 km por autopista, 6h30, unos 35€ en peajes.
Hay una alternativa para ahorrarte 14€ de peaje: ir de San Sebastián a Vitoria por Navarra por la A-15 y luego A-1. Son unos 35 km de más (unos 30 minutos) y es una autovía con muchas curvas.
Como teníamos que parar en algún sitio para comer, elegimos Vitoria, capital del País Vasco.
Está más o menos a medio camino y llegamos justo a la hora de comer. La verdad es que la A-1 pasa por muchos sitios donde se puede comer genial. Un clásico es Aranda de Duero, donde estuvimos hace poco: te invitamos a echarle un vistazo a nuestro viaje por la Ribera del Duero.
Conocemos un sitio muy bueno de pintxos en Vitoria, nivel donostiarra: Bar Toloño.
Pero cuando llegamos estaba cerrado, aún no sabemos por qué… así que entramos por la calle Cuchillería, una de las que forma parte del corazón medieval de la ciudad y encontramos una taberna con buenos pintxos a buen precio. ¡Nunca nos cansamos de los pintxos!
Y así dimos por concluido nuestro viaje. Nos quedaban ya solo 350 km para llegar a casa.
En este viaje por carretera descubrimos muchos sitios precioso que están en realidad bastante cerca pero que nunca habíamos visitado antes. Una experiencia con la historia, buena cocina y un ambiente urbano fantástico en Toulouse y Burdeos. Y además aprovechamos para saborear un poco de nuestro querido San Sebastián.